Sométase toda persona a las autoridades superiores, porque no hay autoridad que no provenga de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas.
Romanos 13:1
El gobierno es un regalo de Dios a los hombres. Se dio con el fin de guardarnos de colmar la maldad del corazón humano. Siempre que en la historia humana el hombre está al borde de destruirse a sí mismo, Dios ha intervenido, generalmente a través de agencias gubernamentales, o el surgimiento de alguna nación nueva, o algún poder nuevo sobre la tierra, para anular y derrocar los planes y programas de los hombres y devolver otra vez al mundo alguna semejanza de paz y orden. Éste ha sido el programa recurrente de Dios a lo largo de la historia humana. Y así podemos ver que la existencia de las naciones puede ser considerada como la respuesta parcial de Dios a la fuerza disgregadora del pecado en la vida humana. Si no fuera por el gobierno, el hombre hubiera dejado de existir hace mucho, mucho tiempo.
Esta visión del gobierno humano es reflejada por el apóstol Pablo en Romanos 13.
Leemos que esas agencias gubernamentales están instituidas por Dios y todo agente gubernamental es al servicio de Dios para tu bien
.
El gobierno es, por tanto, el agente del Todopoderoso.
Esto ayuda a poner en la perspectiva adecuada las cuestiones que surgen de vez en cuando sobre el acierto o el error de asuntos tales como empuñar las armas en una guerra.
Un cristiano tiene perfecto derecho a ser soldado y servir en las fuerzas armadas de su país.
Si tiene objecciones de conciencia a causa de su origen o su educación, debería obedecer a su conciencia, pero si está instruido en las Escrituras, se le puede mostrar fácilmente que los cristianos tienen derecho a servir como soldados, y el gobierno, al crear un ejército para la defensa de un país, está ejercitando su privilegio como ministro del Todopoderoso, como agente de Dios.
Aunque los gobiernos están ordenados por Dios, pueden realizar funciones en rebelión contra Dios. Pero, incluso un gobierno que rechace a Dios y no reconozca a Dios en absoluto de ninguna manera pública, no deja de ser un gobierno verdaderamente ordenado por Dios. Esto lo refleja Pablo, en Romanos 13, cuando escribe refiriéndose al gobierno. Él dice que estos poderes están establecidos por Dios y, en el tiempo en que lo escribió, el emperador sobre el trono de Roma era Nerón, el más monstruoso desgraciado que jamás se hubo sentado sobre el trono imperial; sin embargo, Pablo lo reconocía como un agente de Dios.
Dios rige las naciones, lo sepan ellas o no. Si una nación rehúsa reconocer su total dependencia de Dios y la necesidad de Su sabiduría y poder, entonces todas las fuerzas que operan dentro de ella lo hacen para su destrucción y, en última instancia, se destruirá a sí misma. La historia lo confirma y la Biblia lo declara. La nación que recuerda a Dios es la nación cuyo Dios es Señor.
Padre, gracias por mi amada nación. Oro para que yo pueda verte como el que sostiene a todas las naciones en la palma de Su mano. Que yo reconozca que Tú eres capaz de usarlas, dirigirlas, cambiarlas y moverlas a voluntad.
Aplicación a la vida
¿Ha pensado en el gobierno de su nación como si hubiera sido establecido por Dios? ¿Cómo afectará esta verdad a su perspectiva de los asuntos gubernamentales?