Acab dio a Jezabel la noticia de todo lo que Elías había hecho y de cómo había matado a espada a todos los profetas. Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero para decirle:
Traigan los dioses sobre mí el peor de los castigos, si mañana a estas horas no he puesto tu persona como la de uno de ellos.Viendo Elías el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida. … fue a sentarse debajo de un enebro. Entonces se deseó la muerte y dijo:Basta ya, Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres.1 Reyes 19:1-4
Como resultado de la tremenda victoria de Dios contra los profetas de Baal, Elías esperaba que
Acab y Jezabel fueran conmovidos en su incredulidad.
El mensaje que le llega de Jezabel, amenazando su vida, pilla a Elías por sorpresa.
La victoria había sido tan tremenda que Elías sintió que el poder del mal en este país sería quebrado.
Pero, ahora llega el mensaje de Jezabel que dice: Para mañana por la mañana, habré acabado con tu vida
.
Como resultado, Elías se desmoronó.
¿No es cierto que la mayoría de los desesperados y oscuros estados de ánimo que nos atenazan vienen cuando hemos sido defraudados por algún resultado inesperado? Las cosas no salen como esperábamos y tocamos fondo. Sentimos una nube negra de pesadumbre cernirse sobre nuestro espíritu y caemos en las garras del abatimiento. Pero existe también una razón más profunda. Si usted mira este relato de Elías a fondo, podrá ver que, tras los resultados inesperados y su efecto sobre él, se revela una confianza incompleta en Dios. Lo que Elías estaba haciendo era estar de acuerdo con Dios, siempre que Dios estuviera haciendo lo que Elías esperaba que hiciera. Al leer el capítulo anterior de la gran victoria en Carmel, no hay duda de que Elías sabía que Dios iba a responder con fuego. No hay ni una sombra de duda en su corazón. Pero este último incidente lo ha trastornado, porque no lo esperaba. Esto es frecuentemente la causa de nuestro desánimo, ¿no es verdad? Descubrimos que no estamos realmente contando con que Dios haga cualquier cosa que quiera, sino que estamos contando con lo que nosotros esperamos que Dios haga, y cuando no actúa de la manera que pensamos que debería, nuestra fe se derrumba.
Padre, confieso que a menudo espero que actúes de la forma que yo considero que es apropiada y correcta, en lugar de inclinarme ante Tu sabiduría en todas las cosas.
Aplicación a la vida
¿Ha hecho Dios recientemente algo en su vida que no esperaba? ¿Cómo puede ajustar su respuesta y someterse a Su sabiduría perfecta en toda circunstancia?