También debes saber que en los últimos días vendrán tiempos peligrosos.
2 Timoteo 3:1
Este versículo suena como un resumen de las noticias de las seis de la tarde. Yo recuerdo haber leído este versículo cuando estaba en la escuela y era sólo un niño, dominado por el temor y temblor. Tenía confianza en que los “tiempos peligrosos” se estaban cumpliendo en ese mismo día, hace años. Estaba empezando la gran depresión, había mucha inquietud y contiendas en los Estados Unidos, y el temor se había apoderado de las naciones del mundo. La aparición de la amenaza de la segunda guerra mundial estaba apareciendo en el horizonte. Muchos sentían que esos fuesen los últimos días, cuando podíamos esperar el regreso de Cristo.
Yo era consciente de que muchas personas estaban usando este pasaje con el propósito de predecir los últimos días de la iglesia, pero yo no era consciente de que muchos tiempos similares habían tenido lugar en la historia humana durante el curso de los dos mil años desde que apareció por primera vez nuestro Señor. Muchas personas piensan que la frase los últimos días se refiere al tiempo justo antes de que regrese Cristo, pero el uso bíblico de esta frase indica que se refiere a todo el periodo de tiempo entre la primera venida de nuestro Señor y Su segunda venida. En otras palabras, durante dos mil años hemos estado viviendo en los últimos tiempos.
En el relato del capítulo 2 de los Hechos leemos que en el día de Pentecostés, Pedro citó la profecía de Joel, en la que el profeta dijo que “en los postreros días” Dios derramaría Su Espíritu sobre toda carne (Hechos 2:17). Eso, dijo Pedro, estaba empezando a cumplirse en el día de Pentecostés, hace casi dos mil años. Así que está claro que “los últimos días” es un periodo que se ha extendido ahora, teniendo una duración de dos mil años. El apóstol Pablo está diciendo que durante este extendido periodo de tiempo habrá ciclos repetitivos de angustia, tiempos peligrosos, cuando todas las condiciones que describe con estas palabras estremecedoras sucederán.
Al mirar atrás a toda la historia humana durante estos últimos dos mil años, podemos ver que esto es, efectivamente, verdad. Una y otra vez en nuestro mundo occidental, hemos tenido periodos de una paz y prosperidad relativas, tan sólo para verlos interrumpidos por estos tiempos terribles de estrés y de agonía que se producen repetidamente en los asuntos humanos. De manera que estas palabras no son necesariamente una predicción de los últimos días para la iglesia, sino que son más bien un reconocimiento del ciclo de días como éste que seguirán repitiéndose. Y, como es natural, uno de ellos será el último. Sin duda alguna, estos tiempos de estrés en los que vivimos encajan perfectamente con la descripción que usa aquí el apóstol. Pero si éste es realmente el último ciclo que tendrá lugar en la historia antes de que regrese nuestro Señor, es difícil decirlo. Como en el pasado, las nubes de peligro pueden dispersarse y puede que el sol vuelva a brillar de nuevo.
Pero lo que el apóstol quería que supiese Timoteo, y nosotros, está claramente perfilado: “Entended esto”, dice, “que habrá tiempos peligrosos, tiempos de gran estrés, tiempos en los que nuestra fe será empujada hasta el límite, cuando nos encontraremos bajo ataque y bajo amenaza”.
Señor, te doy gracias por lo exactamente que describes lo que sucede en el mundo. Te doy gracias además porque hay algo que puedo hacer al respecto. Puedo ser una persona auténtica, no falsa; puedo ser genuino y no hipócrita, y además puedo permitir que la Palabra me cambie desde el corazón hacia fuera.
Aplicación a la vida
La vida en nuestro planeta Tierra es históricamente peligrosa, y nuestros tiempos no son ninguna excepción. ¿Cuál es el prospecto para vivir como auténticos discípulos de Jesús en un mundo tan dominado por el estrés?