Huye también de las pasiones juveniles y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor.
2 Timoteo 2:22
Los de corazon limpio no son santos sin pecado; no son más santos que otros que no han hecho nunca nada mal. No son la clase de personas que miran con desprecio a cualquiera que se ha metido en problemas. No, la palabra limpio se traduciría mejor como “lavado” en tiempo pasado. Los que tienen un corazón que ha sido lavado, aquellos que ya saben lo que es estar donde está usted. No le desprecian a usted, sino que le animan. Dicen: “Sé cómo se siente usted. Yo también he estado ahí, pero Dios me levantó. Yo sé lo que significa asirse a Su gran amor perdonador”. De manera que una de las necesidades para ser usado por Dios es que vaya usted con las personas que estén yendo en la misma dirección.
En una ocasión tuve que pasar un día en la Penitenciaría de Vacaville. No había estado allí con anterioridad. Fue una experiencia de lo más asombrosa ver a amigos cristianos trabajando en la prisión como si hubieran sido sal en medio de una sociedad corrupta. Era un día lluvioso, así que no había nadie en el patio. Todo el mundo estaba en las salas, de modo que era como estar en una escuela secundaria en el momento en que los estudiantes habían salido para comer. Entre los presos de esa prisión atestada, un grupo cristiano está manteniendo un testimonio que está haciendo que esa prisión se mantenga alejada de la violencia, actuando como la sal para preservarla en medio de una situación explosiva.
En la capilla me senté junto a un hombre que había sido un asesino, que había matado en varias ocasiones. Había sido uno de los convictos más duros y fieros del sistema penitenciario. Había pegado puñaladas a varias personas mientras estaba en la cárcel y era miembro de una cuadrilla que intentaba gobernar la prisión, un solitario vicioso que no dudaría en eliminar una vida humana, a pesar de lo cual, Dios le había alcanzado. Ahora es uno de los hombres con un espíritu más apacible, un hombre afable, un maestro de los otros prisioneros, instruyéndoles en la verdad de Dios.
Me reuní con otros que habían cometido violaciones, asesinatos, abusado de niños, hombres cuyas vidas fueron transformadas y que ahora estaban escuchando y gozándose en las Escrituras. Pregunté al líder del grupo qué era lo que más le decepcionaba de su trabajo. Sin dudar me contestó: “Son aquellos que son dramáticamente transformados aquí, pero que pierden todo lo que han ganado cuando salen”. Le pregunté por qué pasaba eso. “Porque vuelven con los mismos compañeros”, me contestó.
No hemos sido creados para vivir solos, sino para vivir con otros, y necesitamos el apoyo de otras personas. Aquellos que se rodean de un punto de vista de la vida que no es cristiano, y tienen amigos que no son cristianos, volverán casi con toda seguridad a esa manera de pensar y de vivir. Así que, si deseamos ser usados por Dios, el apóstol nos anima a buscar el compañerismo de personas que tengan una manera de pensar similar.
Señor, concédeme la fortaleza para decir que no a las cosas que debo y decir que sí a las cosas que debo hacer, para que Tú me encuentras útil en Tu mano, siendo una vasija apta para el uso del Maestro.
Aplicación a la vida
Todos los creyentes tenemos un elevado llamamiento para extender el amor de Cristo sin reserva alguna. Esto es algo que sólo se puede realizar en el contexto de una vida que ha sido limpiada. ¿Podemos hacer esto nosotros solos?