He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.
2 Timoteo 4:7
Pablo usa aquí tres frases que resumen los logros de su vida. ¿Qué diría usted acerca de su vida si estuviese mirando atrás e intentando resumir con breves palabras lo que ha logrado usted? He aquí las palabras del apóstol.
Primero dice: “He peleado la buena batalla”. Es muy importante darnos cuenta de que no dijo: “He peleado una buena batalla”, como se cita con frecuencia que dijo. Si él hubiese dicho eso, esto indicaría su opinión acerca de lo bien que lo había hecho: "He participado y he hecho lo que era correcto”. Pero no es eso lo que dice. Él dice: “He peleado la buena batalla”, que quiere decir la batalla significativa, la gran batalla que la vida le presentó.
Pablo dice: “he acabado la carrera”. Ésta es otra figura común en sus escritos. En Filipenses 3, describe esta carrera: “olvidando ciertamente lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (vv. 13b-14), dice. La carrera, como es natural, es la vida cristiana misma que vivimos momento tras momento, de la misma manera que una carrera se corre paso a paso. La cuestión es si usted vive cada paso en la carne o en el Espíritu, si está viviendo con el poder de la nueva vida que tiene en Cristo, o si sigue corriendo según la antigua manera de pensar, las antiguas actitudes centradas en sí mismo, carnales, pensando en sí mismo. Cada momento está o bien contribuyendo a alcanzar la meta por el premio, o, si la está usted demorando, perdiendo tiempo en la carne. Los cristianos han sido llamados a participar en la carrera.
En tercer lugar el apóstol dice: “he guardado la fe”. Con esto se refiere a la totalidad del cuerpo de la verdad que se encuentra en el evangelio, lo que llama en 1ª de Corintios: “el secreto de la sabiduría de Dios” (1 Corintios 2:7a). Esta sabiduría es totalmente diferente a la sabiduría de este mundo. Es la verdad que Dios nos cuenta acerca de nosotros mismos y acerca de Él, acerca de este mundo y por qué se encuentra como está. Es el poder sobre el poder del mal, “el misterio de la iniquidad” (2 Tesalonicenses 2:7a), y “el misterio de la piedad” (1 Timoteo 3:16a), con el cual podemos contrarrestar el mal. Ésta es la fe acerca de la cual está hablando Pablo. Al borde mismo de la eternidad puede decir acerca de sí mismo: “He guardado la fe; no he perdido ninguna parte del buen depósito que Dios me ha confiado”. Lo ha guardado como un tesoro, y le dice a Timoteo a su vez: “Guarda el buen depósito que te ha sido confiado” (2 Timoteo 1:14). Pablo ha evitado que este tesoro sea maltratado o distorsionado por aquellos que intentarían torcerlo y usarlo para sus propios propósitos. Ha contestado a sus críticos. Ha advertido a aquellos que la extraviarían, como lo hace en esta epístola misma, por lo que “he guardado la fe”.
Señor, concédeme la gracia de participar en la buena batalla, acabar la carrera y guardar la fe. Te doy gracias porque Tú eres fiel para permitirme hacerlo.
Aplicación a la vida
El acabar bien es un propósito valioso. ¿Estamos nosotros definiendo claramente el viaje? ¿Hemos aprovechado nosotros el poder disponible en Cristo para enfrentarnos con regularidad con los obstáculos y para contrarrestarnos el mal?