Indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad.
1 Timoteo 3:16a
Cuando Pablo dice que la piedad es un gran misterio, no está diciendo que resulta difícil entenderlo. Es posible que algunos hombres digan hoy: “Las mujeres son un gran misterio; no las podemos entender”. Al decir esto, lo que quieren decir es que las mujeres son difíciles y confusas, que cuesta trabajo entenderlas. (Uso esto como un ejemplo y no como un tema de debate.) Al hacer uso de la palabra misterio, lo que quiere decir es que la piedad tiene un significado supremo.
Pero es un misterio, lo cual no significa un enigma que haga que se sienta usted desconcertado. Esta palabra misterio se usa en el Nuevo Testamento respecto a una visión de la realidad que está oculta para la sabiduría secular. La mente secular no entiende este misterio. Es algo que sólo la revelación deja claro, de manera que no formará nunca parte del resumen humano del conocimiento. No lo encontrará usted explicado en ninguna enciclopedia del descubrimiento humano; no se encuentra en nuestras grandes universidades en general, excepto tal y como lo introduce la iglesia. Es un misterio, un secreto acerca de la vida que se halla oculto para la mente secular y es dado a conocer sólo a los corazones creyentes.
Pero este misterio es la respuesta a los enigmas de la vida. Cualquiera que esté vivo hoy sabe que existen evidentes lagunas en el conocimiento humano que hacen que continuemos andando a tientas en la oscuridad, incapaces de resolver nuestros problemas. Ése es el motivo por el que todas las generaciones se tienen que enfrentar con los mismos dilemas una y otra vez. Repasamos continuamente el pasado, pero nunca aprendemos de él.
El motivo es que nos faltan elementos de la verdad acerca de nosotros mismos, acerca de Dios y del universo, y esos elementos que faltan sólo se encuentran en las páginas de las Escrituras. Eso es lo que hace que la Biblia sea el libro más importante y único en el mundo. Nada revela esta verdad excepto la mente y la voluntad de Dios por medio del Espíritu de Dios. Ése es el corazón de este misterio, así que es realmente el gran misterio, una verdad significativa e importante.
La versión inglesa Revised Standard Version traduce este versículo con las palabras “el misterio de nuestra religión”. La palabra religión es una traducción poco adecuada. La misma palabra griega aparece de nuevo en el capítulo 4, versículos 7 y 8, donde se traduce como piedad. Ésa es una traducción mejor que religión. La religión no ayuda a nadie, porque representa la búsqueda vacilante y balbuceante en la oscuridad con la intención de encontrar algo más allá de ellos mismos, algo superior a ellos respecto a lo cual puedan creer. La piedad es algo más grande, pero eso no transmite tampoco lo que significa realmente esta palabra, porque de hecho el nombre de Dios no es parte de esta palabra ni mucho menos. No es piedad; es bondad. La palabra más parecida en español que podríamos usar para traducir este concepto es la palabra integridad. Todo ser humano en este mundo desea ser una persona íntegra, quiere “tenerlo todo integrado”, podríamos decir. Deseamos encontrar todos los elementos posibles en nosotros mismos, reunirlos para que funcionen como es debido, y nos convertimos de este modo en personas sanas. El secreto de esa integridad es a lo que se refiere Pablo: “Indiscutiblemente, grande es el misterio de la integridad”.
Señor, abre los ojos de mi corazón, para que pueda comprender el misterio de la integridad.
Aplicación a la vida
Todos anhelamos ser una persona íntegra. Cuando nos sentimos dominados por nuestra angustia, ¿dónde vamos para encontrar la solución y recuperar nuestra integridad?