Pelea la buena batalla de la fe... Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato.
1 Timoteo 6:12a, 13
Nada le ayudará a usted a prepararse más para la lucha que la visión de Dios. Esto es lo que Pablo pone ante Timoteo. Fíjese usted en las cosas estimulantes aquí. Para empezar, Dios es el dador de la vida.
¿Se siente usted alguna vez derrotado y desalentado, golpeado por más cosas de las que puede usted afrontar, y como si le faltasen las fuerzas? Lo que necesita usted es un vigor reanudado, vitalidad y fuerzas, y es lo que tendrá usted si se vuelve a Dios y le ve a Él allí con usted para infundirle de nuevo fuerza y vitalidad. Ésta es la parte que desempeña la oración en nuestras vidas. Hemos experimentado la comunicación de nuevas fuerzas y valor de Dios cuando nos hemos vuelto a Él en oración en un momento de presión. Dios nos ha sido dado para que no nos desanimemos cuando lleguen los momentos de desánimo. Vuélvase usted a Él como el Autor de la vida.
Luego, como dice Pablo, tenemos el estímulo del ejemplo de Jesús. ¿Le cuesta a usted trabajo admitir su fe cristiana en ciertos grupos? Si es así, piense usted en Jesús, “que al dar testimonio ante Poncio Pilato hizo la buena confesión”. Pilato examinó a Jesús y no encontró falta alguna en Él. Entonces Pilato le hizo una pregunta, y la respuesta de Jesús determinó si había de vivir o de morir. Pilato estaba ansioso de dejarle en libertad si podía, porque reconoció a Jesús como un hombre justo e inocente, al cual los sumo sacerdotes le habían entregado por celos.
“¿Eres tú el rey de los judíos?” (Mateo 27:11), le preguntó Pilato. Jesús pudo haber dicho que no, pero al hacerlo hubiese negado que era el Mesías, que Él era el Rey de los judíos. De haber dejado Pilato en libertad a Jesús, los judíos le hubiesen acusado de hacer amistad con un traidor a César. El haber contestado que sí hubiese sellado el destino de Jesús. Él lo sabía, a pesar de lo cual, contestó con la más fuerte afirmativa en el idioma hebreo: “Tú lo dices” (Mateo 27:11b). Eso le costó la vida.
Pablo le está recordando a Timoteo: “Habrá ocasiones en las que tendrás que decir que no; desearás decir que sí, y todo el mundo a tu alrededor quiere que digas que sí. Habrá ocasiones en las que te dará vergüenza admitir que eres cristiano, pero recuerda a Jesús. Él dio el buen ejemplo; Él fue ‘el testigo fiel’ (Apocalipsis 1:5) a la verdad”.
Señor, enséñame a luchar, sabiendo que Tú eres el Dador de la vida. Por Tu Espíritu que vive en mí, concédeme que tenga el mismo valor para ser un testigo fiel que demostró ser Jesús.
Aplicación a la vida
El mundo ha participado con frecuencia en guerras injustas, con frecuencia en nombre de Dios. Al participar nosotros en la lucha de la fe, ¿vemos a Dios como el Dador de la vida?