Pusiste nuestras maldades delante de ti, nuestros yerros a la luz de tu rostro.
Salmo 90:8
Aquí el salmista, con toda la honestidad de su perspectiva sobre la vida, se está enfrentando con una realidad que muchos de nosotros intentamos evitar. Está tratando con lo que podríamos llamar el sentido trágico de la vida: el hecho de que cada momento de disfrute se ve matizado por algo doloroso, trágico o desgraciado. Hay una cualidad agridulce acerca de la vida, y este salmista se enfrenta con ella de una manera realista. ¿Por qué estas tragedias, irritaciones, injusticias y catástrofes afectan tanto a los inocentes como a los culpables?
En años pasados yo sucumbí a presiones familiares y un interés que había tenido durante mucho tiempo, comprando una pequeña barca de motor para usarla para hacer esquí acuático, para pescar y practicar otros deportes acuáticos. Como es natural, no podía esperar para ver cómo iba a correr la barca sobre el agua. La llevé al puerto de embarcaciones de Palo Alto y la boté en la bahía. Mi esposa y mi hija más pequeña estaban conmigo en la barca y fuimos a dar una vuelta en la bahía. ¡Pero cuando nos encontrábamos en medio de ella, quedamos embarrancados! El motor tocó el fondo y antes de que yo pudiera hacer que se levantase, la esquilla se había cortado; así que nos encontramos allí, impotentes en medio de la bahía. Afortunadamente, me había llevado conmigo un par de remos que pertenecían a una pequeña barca de goma que teníamos, que encajaron como si hubiera sido el remo de una canoa de esquimales. Cuando me di cuenta de que nos encontrábamos a la deriva en medio de la bahía, me sentí un poco preocupado, porque no sabía en qué dirección iba la corriente y había leído historias en el periódico acerca de personas que se habían pasado la noche en las planicies de barro. Se me pasó por la mente: “¿Es esto realmente justo?”.
Cuanto más usaba los remos en dirección a la orilla que desaparecía, tanto más convencido estaba de que aquella situación era algo totalmente injusto. Por fin logramos llegar al único lugar en la parte del oeste de la bahía donde había un teléfono; así que no tuvimos que pasar la noche allí. Pero esta situación sirvió para subrayar lo que sucede al salmista aquí: la vida tiene un lado oscuro. En ocasiones suceden cosas repentinas que son como si una nube cubriese el resplandor del sol. A veces son mucho más graves que el incidente que tuve con la barca. Todos sabemos con cuánta frecuencia suceden estas cosas. ¿Cuál es el motivo por el que pasan?
El salmista dice que son por causa de la ira de Dios. Sin duda este concepto de la ira de Dios ha sido tremendamente malentendido por muchas personas. Muchos piensan invariablemente que una especie de deidad malhumorada se dedica a manifestar su carácter violento e incontrolable cuando nosotros los seres humanos no hacemos lo que deberíamos hacer. La Biblia no trata nunca acerca de la ira de Dios de este modo. Según las Escrituras, la ira de Dios es la integridad moral de Dios. Cuando las personas se niegan a someterse a Dios, Él crea ciertas condiciones que ha ordenado para mal.
Por lo tanto, la causa de la ira de Dios es siempre el pecado humano. La manifestación de la ira de Dios no sería nunca aparente de no ser por los pecados secretos que se encuentran a la luz del rostro de Dios. Dios conoce nuestros pecados secretos, nuestros más íntimos y secretos pensamientos. Dios es totalmente consciente de las deshonras interiores de la vida, y todas ellas contribuyen al sentido trágico de la vida.
Señor, en medio de las tragedias y las injusticias de la vida, ayúdame a confiar que incluso en la ira Tú eres misericordioso.
Aplicación a la vida
Cuando hay días oscuros y difíciles, a veces nos preguntamos: ¿Por qué yo? ¿Estamos nosotros dispuestos a cooperar con las disciplinas de Dios, mostrándonos siempre agradecidos por Sus misericordias?