En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma.
Salmo 23:2-3a
En este salmo David enumera las maneras mediante las cuales el Buen Pastor suple nuestras necesidades. Lo primero que hace es suplir las necesidades de la persona interior, las necesidades básicas que tenemos de alimentos. Las necesidades básicas de un rebaño de ovejas son la hierba y el agua. Aquí tenemos una escena muy pintoresca de ovejas recostadas en los campos, habiendo comido lo que necesitaban hasta quedar satisfechas y a continuación siendo guiadas a las aguas de reposo. Las ovejas temen al agua que corre y todavía siguen bebiendo sólo de un estanque tranquilo. Un buen pastor, especialmente en una región semiárida como pueda ser Palestina, sabe donde están los lugares de riego y sabe donde están los campos de hierba abundante. Así que guía a sus ovejas a lugares donde pueden descansar, alimentarse y beber. La imagen es una de calma y de tranquilidad, porque las necesidades básicas de las ovejas han sido suplidas.
El complemento de nuestras vidas es evidente. Es Dios quien restaura a la persona interior por medio de Su Palabra. Al alimentarnos por medio de la Palabra de Dios, vemos al Señor Jesús en ella. Nosotros nos apoyamos en Él y nuestra persona interior queda satisfecha. Para empezar, la Palabra de Dios nos conduce a la persona de Cristo. “Más allá de la página sagrada”, dice el himno, “te vemos a ti, Señor”. Le vemos a Él, comemos y bebemos de Él, y además descubrimos que Él es el recurso que necesitamos. Como dice Pablo: “aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueve de día en día” (2 Corintios 4:16b). Nuestras almas están siendo restauradas. ¿Cómo? Al alimentarnos de Él. Al conocerle, creyendo lo que Él nos dice y actuando conforme a Su Palabra, descubrimos que la persona interior está siendo alimentada.
Un estudio bíblico que dirigí lo teníamos una noche a la semana en una casa de fraternidad en la universidad de Stanford. Nuestra suposición básica era que la Biblia es nuestra autoridad. En realidad nadie enseñaba la clase; sencillamente abríamos la Palabra, y los hombres en el grupo hacían observaciones. La semana pasada un estudiante de Austria se sentó con nosotros. Compartió con nosotros algo acerca de su pensamiento e hizo una auténtica contribución en el grupo. Después, cuando nos disponíamos a marcharnos, hizo el siguiente comentario: “Me siento tan agradecido de poder haber estado aquí esta noche, porque he descubierto que ustedes han encontrado el acceso directo a Dios por medio de este libro”.
¿Ha descubierto usted este acceso? En tiempos de profunda y absoluta necesidad, cuando estamos buscando ayuda, no está más allá de la Palabra de Dios. Todo lo que necesitamos para alimentar a la persona interior está justo ahí. Como dice Pedro: “Todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder” (2 Pedro 1:3a). Todo lo que necesitamos relacionado con la vida está disponible en Él. Yo me pregunto si estamos usando este recurso.
Señor, te doy gracias por Tu Palabra. Permite que sea para mí como pastos verdes y aguas tranquilas, haciendo que me sienta totalmente satisfecho en Ti.
Aplicación a la vida
¿Estamos aprendiendo a encontrar los pastos verdes y las aguas de reposo en la Palabra de Dios escrita? ¿Vemos en ella al Buen Pastor que es nuestra Vida?