Estoy seguro de vosotros, hermanos míos, de que vosotros mismos estáis llenos de bondad y rebosantes de todo conocimiento, de tal manera que podéis aconsejaros unos a otros.
Romanos 15:14
En este capítulo, Pablo nos da otro vistazo a la iglesia en Roma. Aquí, en el versículo 14, hay tres cosas que dice sobre esta iglesia, tres cualidades que posee:
Primero, dice: “Estoy seguro de vosotros, hermanos míos, de que vosotros mismos estáis llenos de bondad”. Es decir, sus motivaciones eran correctas. Habían llegado al lugar donde estaban motivados por un sentimiento de bondad. Ciertamente, esta iglesia en Roma era una iglesia receptiva, una iglesia compasiva. Alcanzaba a aquellos que estaban en necesidad. Respondía a aquellos que estaban heridos y cargados y preocupados. Ésta es una de las cualidades que más aprecio de una congregación. Cuando una necesidad es compartida, siempre hay una respuesta compasiva.
La segunda cosa que dice el apóstol es que estaban “rebosantes de todo conocimiento”. Eso es bastante asombroso. Aquí estaba una iglesia a la cual Pablo no necesitaba dar ninguna nueva teología. Reconoce que ya la tienen. Aunque éste es uno de los más profundamente penetrantes tratados teológicos en el Nuevo Testamento, Pablo no lo escribió porque esta gente no supiera ya la verdad que les fue dada.
Si repasas la carta, había ciertos temas que el apóstol enfatizó: Uno era la justificación por fe, o sea, el don de valía a los ojos de Dios. Este don no podía ser ganada; era un don a causa de la obra de Jesucristo para nosotros. También entendían la naturaleza de la carne, la necesidad de santificación. Sabían que, aunque habían sido redimidos, todavía poseían una vieja naturaleza. El antiguo Adán todavía estaba ahí, dándoles problemas. Todavía lucho con el antiguo Adán, y tú también lo haces. El joven Philipp Melanchthon, el colega de Martín Lutero, una vez le escribió a Lutero y dijo: “El antiguo Adán es demasiado fuerte para el joven Philipp”. Esta gente en Roma entendió esta verdad, y supieron que ésta sería la lucha de sus vidas cristianas. Pablo no tenía que decirles eso; lo sabían antes de que lo escribiera. Pero también sabían que Dios estaba obrando un gran plan, que está creando una humanidad totalmente nueva y construyendo una nueva creación. Finalmente, entendieron los grandes temas de la glorificación y de las eternas edades venideras.
La tercera cosa que el apóstol tiene que decir sobre esta iglesia es que eran competentes para aconsejarse los unos a los otros. En un sentido, estaba diciendo: “Sois capaces de aconsejaros los unos a los otros”. Ésa es una cosa extraordinaria. Ésta es la respuesta a todas las terribles presiones que son puestas sobre los pastores, quienes se espera que resuelvan todos los problemas de sus congregaciones y que aconsejen a todo el mundo de primera mano. Ésa nunca fue la intención de Dios. El plan de Dios es que la congregación completa se involucre en la obra de asesoramiento. La congregación completa ha de estar al tanto de lo que está ocurriendo con los vecinos y los amigos y los hermanos y hermanas, y hacer algo para ayudar en sus problemas. La forma en la que esto se hace es por el reparto de los dones del Espíritu. Así que la iglesia en Roma tenía las motivaciones correctas, tenían conocimiento completo y tenían toda la gama de dones, así que eran capaces de hacer muchas cosas en la comunidad de su iglesia y en la ciudad de Roma.
Gracias, Padre, por todos los dones de bondad y conocimiento e instrucción que has dado a Tu iglesia para utilizarla para servir y amar los unos a los otros.
Aplicación a la vida
Tres grandes doctrinas de la fe eran conocidas por la iglesia en Roma. ¿Estamos siendo equipados para servir y aconsejar a otros con los dones de piadosa visión y conocimiento?