No deis, pues, lugar a que se hable mal de vuestro bien, porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. El que de esta manera sirve a Cristo, agrada a Dios y es aprobado por los hombres.
Romanos 14:16-18
Si vas a crear división al argüir con tanta fuerza por tus derechos, o tu libertad, entonces estás distorsionando el evangelio mismo. La palabra que Pablo utiliza para mal significa “blasfemia”. Estás causando que las buenas nuevas sobre Cristo sean blasfemadas, porque estás poniendo demasiada importancia en una cuestión sobre un asunto menor. Estás insistiendo que tus derechos son tan importantes que tienes que dividir a la iglesia por ellos. Lo que eso le dice al mundo que está observando es que el cristianismo consiste de si haces, o no haces, una cierta cosa.
Oí de una iglesia que se metió en un argumento sobre si debieran tener o no un árbol de navidad en su programa de navidad. Algunos pensaban que estaba bien; otros pensaban que era una práctica pagana, y se enfadaron tanto los unos con los otros que incluso llegaron a pegarse puñetazos sobre ello. Un grupo sacó el árbol de la iglesia; entonces el otro grupo lo volvió a meter en la iglesia. Acabaron llevándose los unos a los otros a las cortes de la ley, y esto fue publicado en los periódicos para que toda la comunidad lo leyera. ¿Qué otra cosa podían concluir aquellos que no eran creyentes sino que el evangelio mismo consistía en si tienes un árbol de navidad o no?
Eso está mal. El punto principal de la fe cristiana no es comer o beber, o árboles de navidad. El punto principal es la justicia y paz y gozo en el Espíritu Santo. Uno que no es cristiano, viendo a un cristiano, debiera ver justicia, paz y gozo, no disputas y peleas y cortes de la ley. La palabra justicia significa que, a causa de la muerte de Jesús para ti, eres amado y aceptado por Él. El mundo debiera verte confiado sobre quién eres, con una seguridad subyacente que muestra que tienes una base de aceptación propia de la cual el mundo no sabe nada.
Otra cosa que el mundo debiera ver es paz. Eso se muestra visiblemente como un tipo de calma, un núcleo interno de imperturbabilidad que no se disturba por irritaciones menores del momento. Es esa seguridad callada y calmada de que Dios está presente en la situación, que Él la resolverá para Su gloria, y no necesitamos molestarnos o enfadarnos. Es difícil para el mundo percatar esa impresión de paz y calma si ven a dos personas gritándose la una a la otra. Eso no tiene un aspecto de mucha calma.
El tercer elemento es gozo. El gozo es ese deleite en la vida que siempre encuentra que la vida vale la pena, aunque esté llena de problemas. El gozo no viene de las circunstancias. Conocí a una mujer que había estado postrada en su cama durante 13 años. Tenía una artritis tan mala que sus articulaciones estaban desconectadas y no podía ni siquiera alzar las manos. Pero la sonrisa en su cara, el gozo que es evidente en ella, es un testimonio sobresaliente al hecho de que el gozo es un tipo de don de Dios. Viene de una relación, no de la circunstancia.
Pablo está diciendo que si eso es lo que has descubierto, entonces puedes fácilmente renunciar a algunas gratificaciones momentáneas que disfrutas y en las que eres libre de participar, si va a causar que alguien actúe de forma contraria a su propia conciencia. A veces, cuando entras en una carretera principal, ves una señal que dice: “CEDA EL PASO”. Ojalá pudiera hacer una señal como esa e instalarla en nuestro comedor. Esa es una filosofía cristiana: el ceder, el dejar pasar. No insistas en tus derechos bajo estas circunstancias.
Gracias, Padre, de que hay una forma de resolver los problemas pacíficamente y alegremente y gozosamente, “preservando la unidad del Espíritu en el vínculo de paz”.
Aplicación a la vida
¿Cuál es la triple evidencia de uno que está intencionalmente caminando en el Espíritu? ¿Cómo viola la alternativa a estos el evangelio, e invalida nuestro testimonio al mundo?