Pero os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y ponen tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido. Apartaos de ellos, porque tales personas no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y halagos engañan los corazones de los ingenuos. Vuestra obediencia ha venido a ser notoria a todos, y por eso me gozo de vosotros. Pero quiero que seáis sabios para el bien e ingenuos para el mal. Y el Dios de paz aplastará muy pronto a Satanás bajo vuestros pies. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros.
Romanos 16:17-20
Hay un pasaje muy poderoso aquí sobre lo que hacer sobre los problemas en la iglesia: Aquí hay un grupo de personas que están afirmando ser cristianos, pero quienes, a juzgar por el lenguaje del apóstol, no son realmente creyentes. El peligro, como lo resume Pablo, es que crean facciones en la iglesia, esto es, pequeños grupos disidentes que se juntan y enfatizan un punto particular de doctrina o enseñanza a la exclusión de todo lo demás. Eso siempre es un problema en la iglesia cuando la gente piensa que una cosa en particular es la más importante. Tenemos grupos hoy en día que enfatizan las lenguas, o la profecía, o alguna fase de enseñanza que ellos piensan que es la marca del auténtico creyente, a exclusión de todo lo demás. Pablo nos advierte sobre esto.
La segunda cosa que hacen es introducir prácticas o ceremonias que Pablo llama “obstáculos a la fe”, ciertos rituales o prácticas que estos grupos insisten que son las marcas del auténtico cristianismo. Construyen un sentimiento de superioridad. Dicen: “Si tienes esta marca, entonces realmente eres un cristiano”. Sus motivaciones, Pablo dice, no son para servir a Cristo, aunque dicen que así es. Estas facciones realmente se dedican a avanzarse a sí mismos, para conseguir seguidores, para ganar prestigio. Puedes notarlo por la forma en la que se comportan que eso es realmente lo que quieren. Sus métodos han de venir con palabras suaves y plausibles. Siempre utilizan un lenguaje bíblico. Siempre parecen ser los más dedicados y devotos de los creyentes. ¿Has notado cuantas sectas hoy en día están intentando volver a las Escrituras, discutiendo desde ellas para preparar camino para su fe? Otro método es la adulación. Hacen sentirse importantes a los cristianos. Les elevan sobre todo lo demás y les dan una marca particular de distinción, y adulan sus autoestimas como siendo miembros de la verdadera iglesia. Estas facciones siempre causan división.
Cuando algún grupo como éste aparece, muchos de nosotros tendemos a querer entrar a la carrera y excomulgarlos, echarlos del púlpito, o atacarlos de forma violenta. Pablo no dice que hayamos de hacer ninguna de estas cosas. Su consejo es que hemos de alejarnos de ellos e ignorarlos. “Vosotros cristianos en Roma tenéis una reputación de obediencia. Tenéis un espíritu de querer obedecer lo que dice el Señor. He aquí la palabra del Señor para vosotros: No lo sigáis; no os involucréis con estos grupos separatistas. Cuando obedecéis esto, Dios obrará. El Dios de paz, que preservará la paz de la iglesia, también aplastará a Satanás bajo vuestros pies”. Algo ocurrirá para abrir los ojos de la gente a la postura que no es bíblica de estos grupos, y perderán sus seguidores. La paz será preservada sin contienda y disensión.
Padre, gracias por estos hombres y mujeres que hace mucho tiempo me precedieron en la peregrinación de la vida. Ayúdame a ser un pacificador entre Tu pueblo, incluso cuando aquellos a mi alrededor quizás intenten causar disensión.
Aplicación a la vida
¿Hemos descubierto la inútil locura de los debates sin fin? ¿Cómo podemos mejor cumplir nuestro llamado al ministerio de reconciliación? ¿Vemos la sabiduría de dejar que Dios se encargue de los disidentes rebeldes?