Uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, sólo come legumbres.
Romanos 14:2
Esto surge del trasfondo de la iglesia primitiva, en la cual había una pregunta real sobre la moralidad de comer carne. No sólo había restricciones judías en contra de ciertas formas de carne ―los judíos no comían cerdo, e incluso la ternera y el cordero tenían que ser kosher― sino que tenía que ser matada de una cierta manera. Así que un judío, o incluso uno que había crecido como judío, después de que se hiciera cristiano, siempre tenía una gran dificultad emocional en comer carne. También había el problema en Roma y en otras ciudades paganas sobre el asunto de comer carne que había sido sacrificada a ídolos. Algunos cristianos decían que si hacías eso era equivalente a venerar ese ídolo. Otros cristianos dijeron: “Oh, no. ¿Cómo puede ser eso? La carne es carne. El hecho de que alguien piensa de ella como siendo ofrecida a ídolos no significa que yo tenga que hacerlo”. Así que había un problema real en la iglesia.
Así que, como en todas las áreas de este tipo, hay dos puntos de vista. Había un punto de vista liberal y amplio que decía que estaba perfectamente bien hacer esto, y un punto de vista más severo y estrecho que decía que estaba mal hacer esto. Puedes poner muchos de los problemas modernos que tenemos en esta categoría. ¿Deberías beber vino y cerveza; deberías ir al cine; deberías bailar; y qué del trabajo en domingo? Seamos muy claros que hay áreas sobre las cuales las Escrituras hablan y que no son discutibles para nada. Siempre está mal emborracharse. Siempre está mal cometer adulterio o inmoralidad. Estas cosas están claramente mal. En tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento, Dios ha hablado, ha juzgado estas áreas. Los cristianos son exhortados a reprender y exhortar y reprobar los unos a los otros y, si es necesario, incluso disciplinar los unos a los otros de acuerdo a los modelos presentados en las Escrituras. Esto no es juzgar los unos a los otros en esas áreas.
Pero también hay todas esas otras áreas que son dejadas abiertas, y la cosa asombrosa para mí es que las Escrituras siempre las dejan abiertas. Pablo no nos dará una contestación de “sí” o “no” sobre algunas de estas cosas, porque Dios no lo hace. Hay un área, en otras palabras, donde Dios quiere dejarlo al individuo de si va a hacerlo o no. Él espera que esté basado sobre una profunda convicción de ese individuo. Pero ésa es su decisión.
También está claro que llama al “partido liberal” fuerte en la fe, mientras que el “partido estrecho” es débil en la fe. Por lo tanto, la marca de entender la verdad es libertad. Es por eso que Pablo llama a la persona que entiende la verdad claramente uno que es fuerte en la fe, mientras que aquellos que no entienden claramente son débiles en la fe. Son débiles en la fe porque no han descubierto aún el significado de la libertad cristiana; ven el cristianismo como una cosa de reglas y regulaciones. Así mismo, no se han liberado a sí mismos de la creencia de la eficacia de las obras. En su corazón creen que pueden ganarse el favor de Dios al hacer ciertas cosas y abstenerse de hacer otras. Básicamente, todavía están intentando ganarse una buena relación con Dios, y todavía no han aceptado el camino de la gracia.
Ése es el problema aquí. Es el problema de un cristiano que todavía no entiende plenamente la libertad que Cristo le ha traído, que lucha con este tipo de cosas, y que se siente limitado en su habilidad de permitirse o de utilizar algunas de estas cosas, mientras que otros se sienten libres de hacerlo. Uno es fuerte en la fe; el otro es llamado débil en la fe. Cada iglesia tiene estos grupos. Pablo pone el dedo precisamente en las actitudes naturales que cada grupo tendría con el otro, que deben ser evitadas si vamos a aceptarnos los unos a los otros como Él dice.
Padre, enséñame a aceptar y amar a mis hermanos y hermanas en Cristo y a abstenerme de juzgar en asuntos discutibles.
Aplicación a la vida
¿Estamos respetando el privilegio de eligir a nuestros creyentes compañeros, cuando sus opiniones difieren de las nuestras? ¿Cómo utiliza Dios nuestras elecciones para enseñarnos y entrenarnos?