Los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.
Romanos 8:5
Hay dos posibilidades, como cristianos, que determinarán si manifestamos la justicia de Dios, dependiendo en si caminamos de acuerdo al Espíritu o de acuerdo a la carne. La diferencia es en qué enfocamos nuestra mente, o sea, en qué estás pensando todo el día; qué es importante para ti. ¿Es el punto de vista de la carne, que gobierna el pensar del mundo? ¿O es el punto de vista del Espíritu ―el punto de vista de Dios― en la vida? Ése es el factor determinante: lo que haces con tu pensar. En lo que te enfocas en la mente hace la diferencia.
¿Cuál es la mentalidad de la persona que vive de acuerdo a la carne? Sólo tienes que mirar a tu alrededor para ver lo que es. Es el punto de vista natural de la vida. La gente quiere ganar dinero, porque el dinero provee la comodidad y la conveniencia que quisiéramos tener. La gente se quiere divertir. La gente quiere placer, dinero y fama. La gente daría su brazo derecho para ganar influencia y prestigio. La gente desea realizarse a sí mismos. Quieren manifestar la capacidad que tienen en su ser. Es para eso que el mundo vive. Y lo quieren todo ahora, no más tarde. Ése es el punto de vista natural.
Tú dices: “¿Qué tiene de malo eso?”. No hay nada malo con eso, a menos que eso sea todo lo que quieres. Si eso es todo lo que quieres, entonces está muy mal. Eso es lo que las Escrituras nos ayudan a ver: que hay otro punto de vista que es la vida vista de acuerdo al Espíritu. “¡Ah”, dices, “sé lo que significa eso! Eso significa que tienes que olvidarte de ganar dinero y de divertirte y de realizarte a ti mismo. Todo lo que haces es memorizar Escrituras y pensar sobre Dios todo el día. Vas recitando versículos de las Escrituras y diciéndole a la gente lo que está mal en sus vidas”.
Mucha gente piensa que eso es sobre lo que estamos hablando cuando decimos que tenemos que enfocar nuestras mentes en las cosas del Espíritu. Pero, por supuesto, si ves a gente así, pronto descubres que ese tipo de vida no produce los resultados que este pasaje nos dice que debería haber. En realidad eso no es nada más que otra forma de ser dominado por la carne; es una forma religiosa de ello, pero es la misma cosa.
¿Qué es lo que significa, entonces, el tener la mentalidad del Espíritu? Significa que, en medio del ganar dinero, divertirse, ganar fama y realizarte a ti mismo, estás principalmente preocupado con mostrar amor, ayudar a otros, hablar la verdad y, sobre todo, con amar a Dios y buscar Su gloria. El problema con el mundo es que está contento con simplemente ganar dinero, divertirse y realizarse a sí mismo; eso es todo lo que quiere. Pero la mente enfocada en el Espíritu desea que Dios sea glorificado en todas estas cosas. Cuando tu mente está enfocada en el Espíritu, ves los acontecimientos de la vida desde el punto de vista de Dios, no desde el punto de vista del mundo. Tu sistema de valores es cambiado y toca todo lo que haces. La cosa importante es que, en buscar cumplir tus necesidades, Dios sea glorificado. Eso es lo que hace la diferencia. Ésa es la mentalidad del Espíritu. No te remueve de la vida; te pone justamente de nuevo en ella. Pero lo hace con un punto de vista distinto.
Gracias, Señor, que aunque lucho, no hay condenación para mí en Cristo Jesús. Concédeme la mentalidad del Espíritu.
Aplicación a la vida
¿Es la meta principal de nuestras vidas la gloria de Dios y nuestro disfrute de Él? ¿Cómo afecta esto a nuestras reacciones a las pérdidas y ganancias de los tesoros y placeres de este mundo? ¿Necesitamos seriamente reexaminar nuestras prioridades?