Otra parábola les dijo:
El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo quedó leudado.Mateo 13:33
Ésta es una parábola que ha sido tremendamente malinterpretada, pensando que la levadura es el evangelio y la mujer es la iglesia. La iglesia pone el evangelio dentro del mundo, de la humanidad: las tres medidas (unos 27 kilos) de harina. El evangelio actuará como levadura en el pan, hasta que toda la humanidad sea alcanzada por el evangelio y el mundo entero se transforme. Entonces llegará el reino de los cielos.
Aunque ésa es la interpretación más popular, ¡está absolutamente equivocada! De esa interpretación la gente ha deducido que la iglesia introduciría la transformación del milenio al mundo y traería el reino, y que el evangelio impregnaría de tal modo los asuntos y el pensamiento de los hombres que los patrones morales del cristianismo serían aceptados mundialmente.
Pero si escuchamos esta historia de la manera que esa muchedumbre lo hizo, vemos que esa interpretación está mal. Jesús está usando una imagen corriente en cualquier hogar hebreo. Todos los que estaban presentes sabían que esta mujer hizo una cosa taimada y malvada al esconder la levadura en la harina. La harina es el símbolo de la asociación de Dios con Su pueblo, y de la hermandad de unos con otros, una bella imagen de la comunidad de la vida. Estos hebreos supieron al momento que esta ofrenda de harina tenía que ser sin fermentar. La levadura se usa en todo el Antiguo Testamento, pero nunca como símbolo de algo bueno. Todos sabían que esta mujer no tenía razón para poner levadura en la harina. Ello destruiría el significado esencial de la ofrenda, pues las Escrituras les había enseñado que la harina no debía ser fermentada.
Para los siglos venideros, el Señor ve lo que es más precioso para Dios de la obra que Él mismo había comenzado entre la humanidad: la comunión de Dios con Su pueblo; compartir la vida unos con otros y con Dios. Dentro de esa hermandad se introducen principios falsos y malvados por aquellos responsables de preservar esta comunión: ¡los líderes de la iglesia! Son ellos los que introducen esta levadura, la permiten y no la excluyen, como deberían. Los que tienen la responsabilidad de desarrollar la hermandad del pueblo de Dios, sin embargo, permiten que entren la hipocresía, el formalismo, el ritualismo, el racionalismo, el materialismo, el legalismo y la inmoralidad. Cuando estas cosas entran en la iglesia, destruyen la hermandad del pueblo de Dios. Por eso es por lo que las iglesias a menudo se vuelven frías y hostiles; es porque no hay una verdadera hermandad. Con demasiada frecuencia, de la manera más superficial, la gente se sienta en la congregación, no como miembros unidos de una familia, sino como individuos que escuchan una predicación, pero no se relacionan unos con otros. Eso no es el cristianismo como se pretendía que fuera. Eso no es compartir las preocupaciones los unos con los otros, ni llevar las cargas de los demás, ni confesarnos nuestras faltas, ni orar los unos por los otros, para ser sanados. Esto no es la gran hermandad que nuestro Señor busca.
Gracias, Padre, por el hermoso símbolo de hermandad de Tu pueblo que nos dan las tres medidas de harina. Concédeme, Señor, que deseche la levadura, para que la dulzura y belleza de Tu vida pueda ser evidente en mi comunión con los demás.
Aplicación a la vida
¿Veo a mi iglesia como una familia? ¿Comparto las preocupaciones de los demás, llevo las cargas de otros, confieso mis culpas y oro por los demás?