Así será al fin del mundo: saldrán los ángeles y apartarán a los malos de entre los justos, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.
Mateo 13:49-50
Estas palabras siguen inmediatamente a la parábola de la gran red, en la cual Jesús decía que ha estado produciéndose una división en la vida de las gentes. A lo largo de esta era, la gente que oye el evangelio ha sido desvelada ante los ojos de Dios como buenos o malos. Pero, a medida que esta era se acerca al final, llegará un tiempo en que esta diferencia entre los hombres, esta declaración del bando en que está la gente realmente, será manifestada abiertamente.
Jesús dijo que esta separación sería llevada a cabo por los ángeles, no por los hombres. Los ángeles siempre han estado activos, pero su actividad se desarrollaba oculta detrás de los acontecimientos. Dondequiera que los ángeles estén obrando hay una actividad divina invisible, y, sin embargo, los resultados son visibles, pero inexplicables. En los asuntos humanos ocurren algunas cosas que no se pueden explicar a través de análisis normales o patrones comunes. Tenemos constancia de ellas, pero no sabemos por qué están ocurriendo. Eso, a menudo, es una manifestación de alguna clase de actividad angélica.
Jesús dice que eso ocurrirá al final de los tiempos. Creciente e inexplicablemente, veremos que los grupos se dividen en buenos o malos. Es como en la parábola del trigo y la cizaña, donde Jesús decía que los ángeles dividirían a los hombres, que los grupos de hombres malos serían reunidos y separados de los justos. Jesús dice que los ángeles vendrán y separarán lo malo de lo bueno, y que quedaría claro para todos lo que las personas son realmente.
Conforme nos acerquemos al final de esta era, la hipocresía será cada vez más difícil. Va a ser más difícil fingir ser cristiano. Las personas mostrarán más abiertamente el mal que hay dentro de ellos; ya no serán capaces de taparlo con alguna forma de bondad externa. Jesús dijo que esto sería el resultado de la actividad de los ángeles, exponiendo lo malo para que sea destruido y permitiendo que lo bueno permanezca para la cosecha de Dios.
Nuestro Señor no nos da los detalles de cómo aparecerá esto realmente en la historia. Pero, cuando cada vez menos gente ve la necesidad de esconderse tras una fachada de cristianismo falso y viven en rebelión abierta contra Dios, es porque eso podría ser ese trabajo de los ángeles, moviéndose hacia la manifestación final.
Nuestro Señor concluye con un mensaje solemne.
El llanto nos habla de remordimiento y tristeza, el crujir de dientes nos habla de frustración, hostilidad y rabia, todo reunido en un horno de fuego
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Siempre me he sentido incómodo al tratar con estos pasajes que hablan del infierno y el juicio.
No me gusta pensar que Dios haga estas cosas uno de estos días.
Pero me ha ayudado mucho reconocer que, precisamente el que habla más frecuente y solemnemente sobre el juicio y la ira y las llamas es Jesús mismo.
El que tiene los brazos abiertos, el del corazón compasivo, que anhela sanar a la humanidad enferma y herida, es precisamente el que habla también del fin definitivo de aquellos que vuelven la espalda y rechazan la gracia sanadora de Dios.
Gracias, Señor, porque, por lo que Jesús ha hecho por mí en la cruz, no necesito temer el fin de esta era. Espero anhelante ese gran día confiando en Ti, pues cargas con mi pecado.
Aplicación a la vida
¿Vivo tras la fachada de un cristianismo falso, o confío plenamente en Aquél que, con los brazos abiertos, anhela sanarme?