Él les dijo:
Por eso todo escriba docto en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas.Mateo 13:52
Hay tanta gente que piensa que convertirse en cristiano es sólo una manera de ir al cielo cuando se mueran. Gracias a Dios, eso también está incluido. Pero no es por eso por lo que Dios le ha llamado a ser cristiano. Jesús nos muestra que es necesario algo más profundo. Eso consiste en dos cosas. Todo el que está siendo adiestrado acerca del reino de los cielos va a tener que pasar este proceso. Será como un padre de familia, el dueño de un hogar, que saca de su tesoro cosas nuevas y viejas. Eso suena muy semejante a la descripción de un tenderete en un garaje, pero no es eso lo que nuestro Señor tiene en mente. Todo discípulo que esté aprendiendo el proceso de la vida es como un cabeza de familia que está constantemente sacando de sus recursos cosas nuevas y cosas viejas, y las empareja juntas.
¿Cuáles son esas cosas viejas y nuevas? Las cosas nuevas son las experiencias constantemente cambiantes de nuestras vidas. Cada uno de nosotros llega cada día a una nueva y flamante experiencia que nunca antes tuvo. Algunos están empezando la experiencia del matrimonio. Algunos están comenzando su paternidad. Otros son graduados escolares recientes que están iniciando una nueva relación con el mundo que nunca antes tuvieron.
Ah, sí, pero también hay cosas viejas. Las cosas viejas son las cosas perdurables, los principios inalterables y eternos, las relaciones que no cambian, que nunca han variado en todo el tiempo de la humanidad, sino que siempre permanecen iguales. La vida misma le enseñará algunas de las cosas viejas, pero el gran lugar donde se encuentra la revelación de las cosas viejas es la Palabra de Dios. Ahí es donde usted aprende lo que es real y las cosas con las que puede contar. La tarea de la vida es entender estas cosas. Jesús está diciendo que usted puede empezar con una comprensión intelectual de ellas, pero nunca las entenderá hasta que empareje ambas, las cosas nuevas y las cosas viejas. Entonces, usted entenderá la vida.
Algunas veces es lo nuevo lo que ilustra y explica lo viejo. Todos hemos pasado por alguna clase de experiencia que de repente nos hace darnos cuenta de que un pasaje de las Escrituras se explica por esa experiencia y, por primera vez, entendemos lo que ha dicho lo viejo. El pasaje se ha hecho vivo para nosotros. Y nunca olvidamos esa lección.
De eso trata enteramente el cristianismo.
Está diseñado para cambiarnos y hacernos íntegros.
Aparte de la evidencia visible de estar íntegros, no hay nada que podamos decir al mundo que nos rodea.
Usted nunca podrá hablar con autoridad solamente por tener conocimiento intelectual de las Escrituras.
La autoridad vendrá sólo por medio del proceso de tomar cosas nuevas y cosas viejas y ponerlas juntas.
Surgiendo de esa experiencia, usted puede decir: Déjeme compartir con usted una lección que Dios me ha enseñado. Saqué la idea de la Palabra y empecé a aplicarla a mi situación, y esto es lo que ocurrió
.
Ésa es la clase de cristianismo al que el mundo escucha y responde.
Padre, ayúdame a tomar estas cosas excelentes que son viejas y ponerlas correctamente junto a las cosas que son nuevas, y así aprender cómo ser un auténtico maestro en el reino de los cielos. Amén.
Aplicación a la vida
¿Estoy emparejando la siempre cambiante experiencia de la vida con la sabiduría probada y verdadera de las Escrituras?