Priest Reading God's Word

Devoción del 12 de octubre

Predica la Palabra

Te suplico… que prediques la palabra y que instes a tiempo y fuera de tiempo. Redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina…

2 Timoteo 4:1-2

Esto es lo esencial que debe llevarse a cabo para promover el reino de Dios. Cuando leemos la frase te suplico que prediques la palabra, pensamos que está dirigida a los predicadores. No, este mensaje incluye a todo el pueblo de Dios, pues no significa meramente predicar. La palabra es en realidad anunciar, proclamar, explicar. No es algo sobre lo que usted discute; usted la declara, porque Dios mismo la ha dicho. Esto se puede hacer tomando un café, en una oficina o en un coche mientras conduce al trabajo. Donde los corazones humanos estén abiertos, hay una oportunidad de predicar la palabra.

Luego Pablo le dice a Timoteo y a nosotros cómo hacerlo: Primero, que instes a tiempo y fuera de tiempo. Algunos se han tomado esto como que uno debe presionar con el evangelio a la gente, tanto si lo desean como si no. Pero, como John R. W. Stott ha dicho sabiamente sobre este punto: Esto no es una justificación bíblica para ser maleducado, sino una llamada bíblica contra la pereza. Hágalo, tanto si tiene ganas de hacerlo como si no. Hágalo si la oportunidad parece buena o apenas factible. En cualquier caso, esté preparado para proclamar la Palabra.

Entonces, hágalo, dice Pablo, de diversas maneras. Fíjese qué práctico es esto: Redarguye, reprende, exhorta. Estas palabras reflejan tres diferentes aproximaciones que podemos usar. Redarguye es una palabra dirigida a la mente: discute, razona, explica de una forma sistemática. Mucha gente tiene dudas que es necesario contestar. Pero también puede haber algunos que necesitaran reprensión. Eso señala a alguien que ha caído en pecado y necesita unas palabras que llamen a su conciencia. Algunas veces es necesario decir unas palabras que apunten a las malas consecuencias del pecado, unas palabras que busquen apartar a alguien de eso. También hay algunos que necesitan exhortación; necesitan que desafíen su voluntad y les animen a actuar. Mucha gente tiene miedo de intentar algo nuevo. Aquí es donde se necesita la exhortación, animándoles y exhortándo sus voluntades, para que echen a un lado sus temores y crean la verdad del evangelio. Hemos de contar con todos estos útiles métodos.

Finalmente, dice el apóstol: con toda paciencia y doctrina. Deberíamos estar en guardia contra las tácticas de presión que buscan hacer que la gente actúe o digan que creen cuando no están convencidos todavía. Muchos evangelistas han recurrido a trucos sicológicos para lograr que la gente se comprometa, cuando están en un estado de ánimo emocional que no representa un compromiso real del corazón. El Espíritu conmueve con gran poder de convicción, pero no hemos de emplear tácticas de presión para lograr que la gente se conmueva. Ni hemos de abandonar a aquellos que son lentos en responder, sino que hemos de seguir explicando; contestando preguntas, aplicando el evangelio a situaciones específicas. En todo eso consiste el trabajo de enseñar.

Gracias por el poder de Tu Palabra, Señor. Gracias porque no necesito hacerla poderosa, sino simplemente predicarla y dejarla hacer su tarea de salvación.

Aplicación a la vida

¿En qué escenarios está el Señor llamándole a compartir la Palabra de Dios hoy? ¿Dónde se necesita corrección? ¿Dónde se necesita reprensión? ¿Dónde se necesita exhortación?

Esta devoción diaria fue inspirada por un mensaje de Ray

The Majesty of Ministry

Lea el mensaje de Ray