Como te rogué que te quedaras en Éfeso cuando fui a Macedonia, para que mandaras a algunos que no enseñen diferente doctrina...
1 Timoteo 1:3
Es altamente significativo que la primera tarea que el apóstol le encomendó a Timoteo para que hiciera en Éfeso fuera salvaguardar la enseñanza de la iglesia.
La enseñanza es el aspecto más importante del ministerio de la iglesia.
Debe ser mantenida pura e impoluta.
Como alguien ha señalado bien: Lo principal es procurar que lo principal siga siendo lo principal
.
La tarea principal del liderazgo en cualquier iglesia es asegurarse de que la enseñanza esté en línea con la revelación apostólica, el mensaje sobre Jesús, al que Pablo llama: el glorioso evangelio del Dios bienaventurado, que a mí me ha sido encomendado
(1 Timoteo 1:11).
Éste es el cuerpo de doctrina al que una iglesia debe dedicarse.
Hay muchas otras materias que está bien que los cristianos persigan (las Escrituras nos animan a perseguir varias dimensiones y divisiones del conocimiento humano), pero en lo que se refiere a la iglesia, hay sólo un cuerpo de doctrina y sólo uno.
La iglesia existe para declarar este singular cuerpo de doctrina. Cualquier cosa diferente no ha de ser enseñada en la iglesia. Esto no significa que muchos en la congregación no tengan cosas que les despierten dudas. Siempre he creído que es un error pedir a los cristianos recientes que firmen una declaración doctrinal. ¿Cómo pueden firmar algo que dicen que creen si aún no lo han entendido y ni siquiera lo han estudiado? Puede haber gente en una congregación que se encuentre en diferentes niveles de comprensión de la doctrina. Pero en lo que se refiere a la enseñanza, ésta debe ser clara, directa y verdadera, y de acuerdo con el testimonio apostólico. Ésa es la primera cosa que se le encarga a Timoteo que haga: detener la enseñanza que sea diferente y oponerse a esos conceptos erróneos.
Es esencial que haya unidad en la enseñanza de una iglesia. Hay diferencias de estilo que se pueden permitir; hay diferentes dones entre los maestros; hay diferentes opciones de temas sobre la revelación de Dios. La verdad esencial, sin embargo, debe permanecer impecable, porque las Escrituras son el arma más poderosa que la iglesia tiene para corregir el error y para librar a la gente del cautiverio y llevarlos a la libertad. La enseñanza de la verdad, por tanto, debe ser central en el ministerio.
Gracias, Padre, por la verdad del evangelio. Concédeme, Señor, que pueda aprender a aferrarme a él y creerlo más plenamente, de modo que pueda entrar a la vida que hay en Jesús, esa nueva vida disponible para mí. Amén.
Aplicación a la vida
¿Qué estoy haciendo en mi ministerio personal para contribuir a la sana enseñanza de las Escrituras? Cuando lo principal ya no es lo principal, ¿soy capaz de discernirlo?