Oye, Israel: Jehová, nuestro Dios, Jehová uno es. Amarás a Jehová, tu Dios, de todo tu corazón, de toda tu alma y con todas tus fuerzas.
Deuteronomio 6:4-5
Aquí tenemos el plan de estudios para el hogar. Esto marca la diferencia entre un hogar cristiano y un hogar secular. Un hogar cristiano tiene que enseñar sobre Dios y sobre nuestra relación con Dios, la cual se ha de caracterizar por el amor.
Hemos estado en hogares que no tienen testimonio ni reconocimiento de Dios en absoluto. Pueden ser hogares en orden, hogares morales, hogares cariñosos, donde los niños son claramente estables y capaces de enfrentarse a la vida. A menudo, si usted investiga un hogar como ése, encontrará que justo una generación o así antes, hubo una convicción cristiana profundamente establecida en alguna parte de esa familia. Los hogares seculares con esa característica están viviendo del capital de fe que fue invertido por una generación anterior. Esto es lo que ha estado pasando en toda nuestra nación. Hemos estado viviendo de la cuenta del banco espiritual de nuestros antepasados. Pero hace décadas que se nos acabó, y el pegamento que nos ha mantenido juntos como pueblo está empezando a desintegrarse. Ahora, incluso las nociones básicas de cómo educar a los hijos se están perdiendo. Por eso, la enseñanza central enfatizada aquí en este párrafo es que la familia cristiana debe empezar y terminar, y tener su existencia, en reconocer el hecho de la unidad de Dios, el hecho de que Dios está en el corazón de todas las cosas. Dios provee el lugar donde empezar a resolver el misterio de la existencia.
Esto abarca más que el simple hecho de que Él exista. Las Escrituras nos exhortan a que entendamos que el Señor nuestro Dios Uno es. Así que el corazón de este plan de estudios es que en el centro del universo hay un único Ser inteligente. El principio del entendimiento, la sabiduría y el conocimiento es el reconocimiento de este Ser grandioso e inteligente que está en el corazón de todas las cosas. Lo que esto significa en términos de nuestra experiencia es que todo el enigma de la vida se explica por el desvelamiento y la autorevelación de Dios a nosotros. Los hogares cristianos deben comenzar por entender que Dios define y revela la realidad, y que no podemos distinguir la diferencia entre ilusión y realidad sin contar con Él.
Debemos también reconocer nuestra responsabilidad hacia Él, que es la de una obediencia que confía.
Eso es el amor.
Es darse uno mismo a alguien o algo.
A lo que usted ama, usted se entrega.
Y entregarse es obediencia.
Así que cuando usted ama a Dios se entrega a Él, le obedece, confía en Él y, por eso, obedece a lo que dice.
El amor es obediencia que confía.
Es hacer lo que Él dice.
Por eso Jesús dijo a Sus discípulos: Si me amáis, guardad mis mandamientos
(Juan 14:15).
Amor y obediencia que confía son lo mismo.
Esa obediencia que confía es la consecuencia natural del amor.
Te amo, Señor, y me inclino ante Ti como Creador y Sustentador de todas las cosas, el centro del universo, quien define la realidad.
Aplicación a la vida
¿Cómo puedo construir mi hogar sobre la realidad de que el Señor nuestro Dios Uno es y hemos de amarlo con todo nuestro ser?