Estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón.
Deuteronomio 6:6
No es de sorprender que este pasaje nos diga dónde comenzar.
El lugar para empezar está en los padres: Estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón
.
Éste es el lugar donde empezar: no con los hijos, sino con usted.
Y justo en este punto es donde muchos hogares cristianos se pierden.
En el momento en que aparece un hijo en la familia, un montón de padres sucumben a la tentación de vivir para sus hijos.
Pero, aquí se nos dice que no debemos hacer eso.
El matrimonio no se instituyó para criar hijos.
El matrimonio sucede para que dos personas puedan aprender a relacionarse la una con la otra y ser personas como Dios tenía la intención de que fueran.
La clave para un matrimonio y un hogar que funcione bien es que los padres se den cuenta de que los hijos están allí sólo temporalmente, que después de que se hayan ido, el padre y la madre se quedan, y que el factor que sana y mantiene ese hogar unido es que ellos mismos se conviertan en lo que Dios quiere.
Hay una gran sabiduría en este pasaje.
Nos enseña que los padres no existen para sus hijos; existen para ser personas ante Dios, antes que nada.
Hace años, aquí en esta iglesia nuestro grupo de mujeres se llamaba El círculo de la alegría (The JOY Circle en inglés).
El nombre se derivaba del acróstico J-O-Y, que se deletreaba: Jesús primero, Otros después, Yo la última
.
¡Eso suena muy piadoso, pero es mentira!
Las Escrituras nunca describen esa relación.
Suena a algo bueno, pero no lo es; es destructivo y destruirá el hogar.
La relación que se enseña en las Escrituras se describe aquí en el Deuteronomio.
Es: Dios primero, luego usted, y los demás en tercer lugar.
Usted no puede relacionarse con los otros hasta que haya aprendido usted mismo a relacionarse con Dios.
Dicho de otra manera, usted tratará a los demás del mismo modo que se aprecia a sí mismo.
Por tanto, si no tiene ningún respeto por usted mismo, si no ha aprendido usted mismo a ser una persona y a entender las responsabilidades y privilegios de una persona ante Dios, no puede tratar a nadie más como a una persona, incluyendo sus propios hijos.
Cuando usted mira la Biblia encuentra que los hijos no destacan en absoluto. Los niños siempre están en segundo lugar. Nunca son presentados y exhibidos como la razón de que exista un hogar para producirlos. Se les considera como jóvenes que están siendo adiestrados para mudarse a vivir al mundo adulto. Y a menos de que tengan en sus propios padres una imagen de lo que es el mundo adulto tal como debería ser, sólo con gran dificultad podrán avanzar al ámbito adulto, o no podrán en absoluto.
Por eso es tan importante que los hijos tengan un buen modelo a seguir.
Todo padre y madre sabe que los niños seguirán el ejemplo y no las palabras.
Usted puede decir hasta quedarse sin aliento: Haz esto
.
Pero, si usted no lo hace, su hijo tampoco lo hará.
Vivirán con nosotros de la misma manera que vivimos con ellos.
Si no tenemos ninguna consideración por nuestro propio desarrollo, nuestra propia relación como marido y mujer, y si no se tiene cuidado de procurar desarrollar nuestro propio intelecto, nuestra propia mente y emociones tal como Dios las ha implantado en nosotros, y de dar realización a nuestros talentos, etc., nuestros hijos no lo harán tampoco.
Debemos empezar por ahí.
Padre, gracias por la sabiduría que hay aquí en esta Palabra. Oro para que yo mantenga mi mente y corazón abiertos a las enseñanzas de Tu Espíritu, que pueda ser un ejemplo para aquellos que Tú has puesto a mi cuidado. Amén.
Aplicación a la vida
¿He permitido que la Palabra de Dios penetre en mi corazón, de modo que yo pueda ser un ejemplo en mi hogar?