Estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, pero no se avergonzaban.
Génesis 2:25
Esto habla claramente de la franqueza entre hombre y mujer; literalmente, no había nada que esconder. No tenían secretos, nada que no compartieran el uno con el otro; estaban al descubierto. Es el fracaso en conseguir esta clase de apertura lo que subyace bajo tantas rupturas matrimoniales hoy día, la falta total de comunicación de dos que se sientan y se miran uno a otro y no dicen nada, o sólo hablan de trivialidades superficiales, contando lo que pasó con los niños, etc., pero sin hablar de sus problemas ni de lo que piensan sobre muchos asuntos. Con frecuencia es por eso por lo que son tan críticos el uno con el otro, cada cual intentando conseguir que el otro esté de acuerdo, y sin estar dispuestos a permitir que existan diferencias de puntos de vista. Pero ser abiertos no significa estar de acuerdo en todo o sentir lo mismo. Significa una disposición a compartirlo todo, sin insistir en que el otro refleje la misma actitud. Ha de haber completa libertad de comunicación del uno con el otro. Los matrimonios se marchitan y mueren cuando esto no es así.
¿Cuál es el resultado de todo esto? Había una franqueza entre ellos tal que no escondían nada el uno del otro. ¿Cuál fue el resultado? El texto dice que no se avergonzaban. Bueno, si no se avergonzaban, ¿qué sentían? ¿Qué es lo opuesto a estar avergonzado? Es estar relajado. Nosotros diriamos que tenían estabilidad. Se sentían a gusto el uno con el otro. ¿No es a eso a lo que aspiramos en el matrimonio?
Déjenme compartir con ustedes unas palabras útiles para esto que una vez fueron dirigidas a unos esposos: Preservad como sagradas las cosas privadas de vuestra casa, el estado de vuestro matrimonio, y las penas de vuestro corazón que os pertenecen sólo a vosotros.
Construid con la ayuda mutua vuestro mundo tranquilo, sin permitir ni a vuestro más querido amigo terrenal ser el confidente de cualquier cosa que concierna a vuestra paz doméstica.
Que los momentos de enemistad, si ocurren, sean remediados enseguida.
Nunca, jamás, habléis de ellos fuera, sino que cada uno lo confiese al otro, y todo saldrá bien.
No dejéis nunca que el sol de mañana os encuentre aún en desacuerdo.
Renovad y renovad vuestro voto; os hará bien, y así vuestras mentes crecerán juntas, contentos en ese amor que es más fuerte que la muerte, y seréis auténticamente uno
.
Señor, haz de mi hogar un lugar donde los niños estén encantados de estar y de compartir momentos de compañía con su padre y su madre, a donde los amigos ansíen venir, donde la paz, la armonía y el gozo prevalezcan y la gracia se manifieste en las actividades de cada día. Amén.
Aplicación a la vida
¿Qué estoy haciendo para crear una atmósfera de transparencia?