Con sabiduría se edifica la casa, con prudencia se afirma.
Proverbios 24:3
Una cualidad muy importante del hogar es la verdad. El elemento básico de la felicidad es la sinceridad. Y por ello es por lo que la hipocresía, el engaño y la mentira son todos grandes enemigos del hogar y, en última instancia, destruirán un hogar si se les permite continuar. Nuestros hogares deberían ser lugares donde miremos a la vida tal como es en realidad.
La sociedad en la que vivimos está basada en ciertos conceptos fundamentales que son falsos. La filosofía de la vida que recogemos del mundo de hoy se basa en mentiras. Tenemos que enterarnos de que son mentiras. No nos enteramos de eso en la escuela; mucha parte de la escuela se basa en una mentira, aunque no toda. La educación es la búsqueda de la verdad. Pero, no obstante, sus conceptos básicos son mentiras, y debemos enterarnos de eso. El mundo que nos rodea está continuamente intentando encajarnos en su molde, y ese molde se basa en una ilusión. La función del hogar dependiente de Dios es desenmascarar esta fantasía, desvelar su falsedad y poner las cosas en su sitio. El hogar puede ser muy efectivo en este sentido.
El hogar debería ser el lugar donde los valores difuminados se aclaren, los puntos de vista falsos sean corregidos y se desenmascaren las prácticas chapuceras. Pero, en lugar de usar nuestros hogares para desenmascarar la falsedad y enderezar los valores, a menudo permitimos que las mentiras del mundo entren en el hogar sin esforzarnos en corregirlas. La televisión e internet son un par de ejemplos de cómo esto ocurre. No quiero decir que debamos echarlos fuera. Mejor que apagar un programa que encontremos ofensivo, sugiero que se lo muestren a su familia y les ayuden a discernir lo que está mal mientras lo ven. Uno de los grandes problemas relacionado con esto es la tendencia por parte de los cristianos a sobreproteger a sus hijos de la exposición a lo que es el mundo, y por tanto, no tienen una base sobre la que hacer las correcciones.
Si el hogar es el lugar de la verdad, entonces la responsabilidad de la educación en este sentido descansa en el hogar, no en las escuelas. La responsabilidad última de desvelar la falsedad está en el hogar, no en la escuela. Si cambiamos la escuela, estupendo, hagámoslo; pero, si no se puede hacer, sigue siendo la responsabilidad de los padres.
Con respecto a la verdad, la Biblia juega un papel tremendo porque en este libro tenemos la verdad sin diluir.
Aquí vemos las cosas exactamente como son.
El gran valor de este libro es que está continuamente rasgando el velo que disimula algunas cosas que son atractivas, que parecen buenas, pero que son malas en su interior.
Las Escrituras son las únicas que dicen la verdad en todas las situaciones, y por eso su lugar está en el centro del hogar.
El Señor Jesús dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida
.
Es decir: Yo soy la representación absoluta e inmaculada de las cosas como realmente son, ya que Dios es la realidad última.
Yo soy la expresión definitiva de lo que Él es
.
Por tanto, Pablo dice a los colosenses: En él están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento
(Colosenses 2:3).
Por esto es por lo que la Biblia debe ser esencial en nuestro hogar, no para leerla de una manera mecánica, sino para interiorizar genuinamente sus valores y ponerlos a funcionar en el hogar.
El propósito de la verdad es hacernos libres.
Jesús dijo: Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres
(Juan 8:32).
Y si el Hijo os hace libres, será una libertad superlativa.
Seréis libres de verdad.
Padre, gracias por este regalo de la verdad que vemos en Jesús y las Escrituras. Haz de mi hogar un sitio donde reine la verdad. Amén.
Aplicación a la vida
¿Qué estoy haciendo para proteger a mi familia de la falsedad y establecernos sobre el fundamento de la verdad de Dios?