Quisiera más bien que todos los hombres fueran como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios, uno a la verdad de un modo, y otro de otro. Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les sería quedarse como yo.
1 Corintios 7:7-8
La vida de soltero, dice Pablo, es tanto un don y una llamada de Dios, como lo es la vida de casado.
Dice que el celibato es un estatus divinamente aprobado y que no hay nada malo en ello en absoluto.
De hecho, Pablo lo tiene en una estima tan alta que lo recomienda a todo el mundo.
Sugiere que todos bien podrían ser como él.
Algunos eruditos piensan que Pablo una vez estuvo casado, aunque ciertamente no lo estaba en el momento en que escribió esta carta y, probablemente, no lo estuvo a lo largo de su experiencia cristiana.
Pero algunos piensan que Pablo había estado casado y que esta declaración recomendando la soltería para todos es un caso parecido a la fábula de la zorra y las uvas o, como el viejo dicho: Nunca supe lo que era la felicidad hasta que me casé, y entonces ya era demasiado tarde
.
Pero, esto parece dudoso.
Él sólo está indicando su aprobación de la soltería como un modo de vida perfectamente aceptable y apropiado.
La vida de soltero es una vocación de Dios; se da a algunos para que sean solteros. Dios ha ordenado la vida de tal modo para la mayoría de la gente que, cuando llegan a la edad adulta, el matrimonio es la regla general y la soltería es la excepción. Es bueno que sea así, pues la raza humana nunca se habría propagado bien de otro modo. Imagine las dificultades a las que nos enfrentaríamos si no fuera éste el caso.
Hay un tiempo durante la infancia en que los dos sexos son altamente incompatibles. A duras penas se hablarán el uno al otro. Los niños van con los niños y las niñas con las niñas, y ambos grupos se miran con desdén el uno al otro. Suponga que esa situación se llevara hasta la vida adulta. Imagine los chanchullos que tendríamos que emplear para juntar a una pareja. ¡Cuántos beneficios extra habría que ofrecer! Pero Dios resuelve este problema con la mayor facilidad. Un reloj despertador suena dentro del organismo humano en un momento preconcebido de la vida, y ciertas glandulitas segregan hormonas, y los dos sexos corren a los brazos del otro. ¡Ni una reata de caballos salvajes podría mantenerlos separados!
Pero no pasa así con todos. Hay algunos que permanecen indiferentes o que son empujados a los bordes de la melé y acaban sin casarse. Pero Pablo y el Señor Jesús, hablando por inspiración del Espíritu Santo, dejan bien claro que tales individuos no son anormales, ni bichos raros. Ésta es un área de la vida que fue diseñada así. Dios no tenía la intención de que todos se casaran; por tanto, no es un fracaso o una señal de derrota permanecer soltero. Es una llamada especial de Dios.
Padre, sea yo casado o soltero, Tú deseas manifestar Tu vida y Tu amor a través de mí. Ayúdame a abrazar mi don y vivirlo al máximo para Tu gloria.
Aplicación a la vida
¿Estoy descansando en la bendición que Dios me ha dado, soltero o casado, y estoy animando a otros a vivir con gratitud ante el Señor?