Quisiera, pues, que estuvierais sin congoja. El soltero se preocupa por las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor; pero el casado se preocupa por las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer. Hay asimismo diferencia entre la casada y la doncella. La doncella se preocupa por las cosas del Señor, para ser santa tanto en cuerpo como en espíritu; pero la casada se preocupa por las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido.
1 Corintios 7:32-34
Pablo no quiere decir que esté mal que los casados quieran complacerse el uno al otro. Simplemente está indicando que habrá mucho más de su vida ante el Señor sin atención plena, debido a su necesidad de satisfacerse mutuamente. Ésta es una relación perfectamente apropiada, aprobada y bendecida por Dios, pero su tiempo de entregarse al trabajo está limitado por las presiones y problemas de la vida matrimonial.
¿Quién de nosotros que estemos casados podrá negar esto? Pero hay un privilegio especial que los solteros tienen por el cual pueden encontrar incluso una satisfacción más alta en su trabajo para el Señor. Pueden entregarse a Él completamente en cualquier cosa que hagan, como no lo pueden hacer los casados. Pueden darle a su trabajo ante el Señor una intensidad de concentración que ninguna persona casada puede dar.
La deuda del mundo a la dedicación de un soltero o soltera ante Dios es imposible de evaluar por nosotros. Ahí está Pablo mismo. Su propio maravilloso ministerio nunca habría sido posible de haber estado casado. Pienso en Henrietta Mears, esa extraordinaria mujer de la Iglesia Presbiteriana de Hollywood. A lo largo de los años escogió a jóvenes que ella pensaba que el Espíritu de Dios estaba llamando al ministerio y trabajó con ellos, les enseñó, les animó y envió a montones de ellos formados para un ministerio efectivo y poderoso. Está David Brainerd, ese apasionado y joven misionero, quien en los tempranos días de nuestro país, orando en los bosques de Nueva Inglaterra, dedicándose a sí mismo a alcanzar a los indios de América, se convirtió en el instrumento de Dios por el cual surgió un tremendo avivamiento entre las tribus indias. Robert Murray McCheyne en Escocia; el gran trabajo de sanación de los enfermos de Florence Nightingale; estos hombres y mujeres se entregaron a sí mismos con una intensidad de concentración imposible para aquellos que estaban casados.
Todos ellos confirman el hecho de que la vida de soltero no tiene que ser solitaria, aburrida o infructuosa. Si se dedica completamente y sin reservas a Jesucristo, puede ser una aventura diaria de dedicación y de logros que sobrepasen cualquier cosa posible para aquellos que estén casados. ¡Gracias a Dios por aquellos de entre nosotros a quienes Dios ha llamado a este ministerio!
Padre, mi relación contigo es suprema en mi vida; todo lo demás debe encontrar su enfoque en eso, debe centrarse en eso. Sea casado o soltero, ayúdame a tener siempre en mente esta relación suprema. Amén.
Aplicación a la vida
¿Aprecio los logros de aquellos capaces de estar totalmente concentrados en su devoción al Señor? ¿Se lo he dicho a ellos?