No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración. Luego volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia. Pero esto lo digo más como concesión que como mandamiento. Quisiera más bien que todos los hombres fueran como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios, uno a la verdad de un modo, y otro de otro.
1 Corintios 7:5-7
Tan importante es el sexo en el matrimonio que Pablo dice que tiene precedencia sobre todo lo demás en la vida, excepto sobre algún retiro espiritual ocasional para orar. Y si ustedes van a hacer esto, tiene que ser de mutuo acuerdo. Usted no puede abandonar ni negar a su pareja el derecho a esta clase de disfrute. Tomar la decisión unilateral de rechazar una unión sexual en el matrimonio es violar este auténtico mandamiento de Dios y dañar el matrimonio severamente.
Yo podría ilustrar eso con muchas experiencias tomadas de la vida real.
Como siempre, las Escrituras nos examinan al nivel más profundo de nuestro ser, y aquí Pablo señala la que es una de las causas más frecuentes de desastre en el matrimonio: negarse a conceder el don del disfrute y el placer a la pareja.
Él dice: No hagan eso
, con una excepción posible.
Si ambos acuerdan hacerlo así y lo hacen por un breve periodo de tiempo y por una razón espiritual, es decir, tener más tiempo para resolver un problema especial orando, entonces está bien.
Pero puede ser una cosa tan destructiva en el matrimonio que Pablo dice: Tengan cuidado. No continúen así mucho tiempo, y por todos los medios júntense de nuevo, no sea que se le dé a Satanás una ventaja sobre ustedes
.
Sigue para señalar que dice esto como una concesión, no como un mandato.
En otras palabras, el sexo en el matrimonio manifiesta un don especial de Dios. El matrimonio en sí mismo es un don de Dios, del mismo modo que lo es la soltería; y algunos tienen este don y otros tienen el otro.
Lo que está diciendo es que el matrimonio no es para todos
.
Pablo mismo se gloría en ser soltero, pero ambos estados, la soltería y el matrimonio, son un don de Dios, y la sexualidad en el matrimonio refleja una cualidad de Dios.
Ilustra la unicidad de la relación dentro de la Trinidad y, como se nos dice en Efesios 5, entre Dios y Su pueblo.
Ilustra una unidad de espíritu que sólo se puede manifestar cuando los seres humanos, débiles, debatiéndose y cayendo de muchas maneras, no obstante, aprenden a vivir juntos y a amarse el uno al otro, a pesar de los problemas y las angustias que experimentan.
Por otro lado, la soltería sin sexo refleja otra belleza de Dios. Permite una clase de dedicación a una sola meta, que es a menudo altamente admirada por todos los de alrededor. Todos conocemos a personas así, que nunca se han casado, que se han entregado a lograr cierto objetivo en la vida. Esto también ilustra algo sobre Dios. Así que estos estados de la vida son dones de Dios, y debemos verlos como tales, y el matrimonio no menos que la soltería.
Gracias, Señor, por los dones que das, a algunos el del matrimonio y a otros el de la soltería. Que yo pueda vivir fielmente Tu llamada para mí. Amén.
Aplicación a la vida
¿Reconozco que ambas cosas, el matrimonio y la soltería, son dones de Dios? ¿Estoy viviendo mi propia llamada con gratitud y generosidad?