Al ver Jesús la fe de ellos...
Marcos 2:5a
Lo evidente que Marcos subraya para nosotros aquí es la fe determinada de estos cinco hombres. Ellos son un estímulo para nosotros, de modo que podamos tener esta clase de fe. Aquí tenemos tres aspectos asombrosos y preciosos sobre el tema.
Estos hombres se atrevieron a hacer lo difícil. Es ahí donde la fe se pone siempre de manifiesto. No fue fácil traer a este hombre al Señor. Posiblemente tuviesen que llevarle una gran distancia por las calles de la ciudad. Cuando se encontraron con que la entrada estaba bloqueada, tuvieron que llevarle por una escalera exterior en dirección al tejado. No sabemos lo pesado que sería. No resulta fácil llevar a un hombre adulto subiéndole por unas escaleras, pero ellos se atrevieron a hacer lo difícil. ¡Qué ilustración nos ofrece esto en lo que se refiere a traer personas al Señor!
A continuación fíjese usted en que ellos se atrevieron a hacer lo que no era ortodoxo. No se sintieron limitados por el hecho de que no era, ni mucho menos, acostumbrado romper un techo. Cuando se encontraron con que la puerta estaba bloqueada, no se sentaron, como posiblemente lo hubiésemos hecho nosotros, ni nombraron un comité para investigar las diferentes maneras para poder llegar a donde estaba Jesús. No, sencillamente hicieron lo que fue necesario y corrieron el riesgo de enfrentarse con la desaprobación, no sólo del dueño de la casa, sino además la de todas las personas que estaban allí, al interrumpir la reunión con el fin de poder llevar a su amigo a Jesús. Lo asombroso es que Jesús nunca les reprendió y nunca lo hace. No ha quedado constancia de ningún incidente en el que Jesús se mostrase molesto o enfadado debido a que alguien intentase recibir algo de Él y por abrirse camino hacia Él, a pesar de que los que estaban alrededor no lo aprobarían. Vemos, pues, que estos hombres hicieron algo que no era de lo más ortodoxo.
Finalmente, se atrevieron a hacer algo realmente costoso. Alguien tendría que pagar aquel techo. Imagínese usted la cara que pondría el propietario, sentado allí a los pies de Jesús, al escuchar a alguien arañar el techo. Levantó la vista, y ante su asombro, las tejas empezaron a moverse. ¡Luego apareció la luz del día, y de repente vio que había un enorme agujero en el tejado! Yo no sé lo que pensaría él. Posiblemente se preguntaría si su póliza como propietario cubriría aquello, o tal vez estuviese mentalmente sumando la factura que tendría que presentar a estos hombres. Pero alguien iba a tener que pagar aquella factura; alguien tendría que reparar el techo, y sin duda sería uno, si no todos aquellos hombres que se habían atrevido a hacer algo caro. ¡Esto es fe! Se atrevieron a poner en práctica su idea, sabiendo que tendrían que pagar por ello. ¡Qué gran testimonio es éste respecto a lo que se requiere para llevar a las personas a Cristo!
Señor, concédeme la fe para seguir adelante de maneras que pueden ser difíciles, nada ortodoxas, e incluso costosas, para traer a los hombres y las mujeres a Ti, el único Sanador de nuestras dolencias.
Aplicación a la vida
Una vida vivida por fe tiene por lo menos tres características que podemos reconocer. ¿Estamos nosotros creciendo con la calidad y la vitalidad de fe que es necesaria para traer a otras personas a Jesús?