Santos serán para su Dios, y no profanarán el nombre de su Dios.
Levítico 21:6a
En “el evangelio según Levítico”, llegamos a una sección que específicamente se dirige a los sacerdotes, a Aarón el sumo sacerdote y a sus hijos. Esta familia había sido apartada para hacer un trabajo específico de ministerio en relación a Dios. Todos los miembros de la familia de Aarón eran sacerdotes por nacimiento. No se hicieron sacerdotes por su elección o por deseo de su parte, pero por ser nacidos a la familia de Aarón. No había ninguna otra forma de convertirse en sacerdote. Ninguna otra familia fue jamás reconocida como teniendo una membresía válida en el sacerdocio.
Pero, aunque eran miembros de la familia de Aarón, podían servir como sacerdotes sólo si reunían ciertas calificaciones. Así que había una diferencia entre meramente ser un sacerdote y servir como sacerdote. Esto es importante e instructivo para nosotros, porque este sacerdocio de la familia de Aarón es una imagen del ministerio único que tenemos como creyentes en Jesucristo. Cada uno de nosotros que somos nacidos de nuevo, nacidos a la familia de nuestro gran Sumo Sacerdote, Jesucristo, es por ese hecho ineludiblemente un sacerdote. Pero el poder servir como sacerdote, o no, depende de las calificaciones en nuestra vida. Membresía en la familia es por nacimiento; servicio en la familia es por calificación.
Para poder ejercitar este sacerdocio, el sacerdote debe ser santo. Una vez más déjame que te recuerde que esta palabra santo, como tantas otras palabras de la Biblia, ha sido torcida y distorsionada en nuestro pensamiento, así que usualmente se toma a significar algo que no es muy atractivo. Probablemente pensamos que el ser santo es tener la cara larga y solemne y amarga, ¡pero no es eso para nada! Santidad significa “integridad”. Significa el ser sanado.
¿Cómo puedes ayudar a alguien a menos que tú mismo hayas sido ayudado? ¿Cómo puedes animar a alguien si tu propio corazón está desalentado y derrotado? ¿Cómo puedes ayudar a alguien a que se anime, a ser alegre y genuinamente contento en medio de la presión, a menos que tú hayas aprendido a estar contento en medio de la presión y la lucha? ¿Cómo puedes liberar a alguien de una enfermedad moral odiosa si tú eres víctima de la misma cosa? ¿Cómo puedes ayudar a alguien que tiene una mancha en su vida espiritual a menos que tú mismo hayas sido liberado de esa mancha y así saber decir la palabra de liberación?
Debes ser liberado primero. Debes haber experimentado el júbilo de Dios, la vida de libertad en el Espíritu de Dios, para poder ayudar. Debes ser íntegro en el área en la cual estás intentando ayudar. Quizás no seas íntegro en todo, pero debes ser íntegro en el área en la que estás intentando ayudar, por la obra redentora de Cristo, que mora en ti.
Señor Jesús, ¡qué a menudo he encontrado una renovación de ministerio cuando me he encargado de estas áreas que estaban mal en mi vida! Enséñame ahora a sacar fuerza de Ti, a ser santo y dejar de lado mis manchas.
Aplicación a la vida
¿Cuáles son los increíbles privilegios y las responsabilidades acompañantes de ser nacido a la familia del Señor Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote? ¿Somos sanados, íntegros y libres para servir a Aquel que sana y completa?