Yo soy Jehová, que os hago subir de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios: seréis, pues, santos, porque yo soy santo.
Levítico 11:45
En esta sección nos enfrentamos con la necesidad de un estándar, una vara de medida por la cual podemos distinguir entre el bien y el mal. Eso no es fácil de hacer. Las filosofías modernas nos dicen que no hay nada malo, que es sólo nuestro pensar pervertido que hace las cosas malas y que, si cambiáramos nuestra forma de pensar, todo estaría bien. Pero no encuentras nada como esto en la Biblia. La Biblia dice que estamos viviendo en un mundo en donde la verdad y el error están inextricablemente mezclados y que no puedes fácilmente distinguir la una de la otra. ¿Cómo podemos saber la diferencia antes de que sea demasiado tarde, antes de que tengas que aprender por medio de penas y tristeza?
Con estos israelitas, Dios expresó Su interés en el nivel físico: Él, de hecho, reguló su dieta. En este capítulo, tienes leyes dietéticas distinguiendo los animales limpios de los impuros, y variadas prácticas higiénicas son incluidas así mismo. Muchas de estas prácticas tienen un sentido común para permanecer sano. Dios mantuvo a Su pueblo físicamente sano por medio de muchas de estas regulaciones.
No había nada malo con muchos de estos animales que estaban prohibidos a los israelitas como comida. Muchos de estos animales estaban perfectamente bien para ser comida, pero estaban prohibidos simplemente porque enseñaban una lección simbólica. Es en este simbolismo en el que estamos interesados.
Hemos visto en este libro que la palabra santo esencialmente significa “íntegro”. El ser santo es ser una persona completa, que realiza su humanidad. Una persona santa es aquella que lleva a cabo la función para la cual fue originalmente diseñada. En el caso del hombre, es para que nosotros pertenezcamos a Dios, para ser Su imagen. Es el vehículo para la expresión de Su vida. Eso es lo que Él quiere para nosotros. Él quiere que seamos completos y que realicemos nuestra humanidad.
Eso es lo que Dios busca. No son las actividades religiosas que haces o cuánto tiempo pasas estudiando la Biblia lo que realmente le interesa a Dios. Él busca la expresión de Su carácter en medio de donde trabajas, y en tu casa, y entre tu familia y tus vecinos y tus amistades. Él desea que el carácter que viene de ti es aquel de amor y gozo y paz, y de cariño y de estar dispuesto a perdonar, y de paciencia y de comprensión, y de la ausencia de estar resentido y amargado, y de odio y de enemistad. Ése es el carácter de una persona completa. Así que Dios nos dice: “Seréis santos y evitaréis todas estas cosas en contra de las cuales os he advertido, porque estas cosas os contaminarán”.
Señor, ayúdame a seguir estas pautas seriamente. Ayúdame a ser obediente a Ti y a ofrecer mi cuerpo como un sacrificio vivo. Deseo ser una persona íntegra, aunque viva en medio de un mundo roto.
Aplicación a la vida
El pensar secular es mayoritariamente estar a la deriva en aguas turbulentas de relatividad, en severo contraste con lo que dice la Biblia, cuya meta es nuestra integridad. ¿Estamos siendo nutridos en cuerpo, alma y espíritu al alimentarnos de la Palabra de Dios?