Cuando alguna persona ofrezca una oblación a Jehová, su ofrenda será flor de harina, sobre la que echará aceite y pondrá incienso. La llevará luego a los hijos de Aarón, a los sacerdotes.
Levítico 2:1-2a
Ahora llegamos a la ofrenda del grano. Muchas versiones lo llaman la ofrenda de “harina”. En la versión King James se le llama la ofrenda de “carne”, porque la palabra carne en el inglés antiguo era la palabra para “alimento”, o “harina”. Pero no hay ninguna carne en ella. De hecho, ésta es la única ofrenda que no tiene sangre. En todas las otras, animales tenían que morir, pero en ésta no se derramaba ninguna sangre.
Es obvio que la esencia de esta ofrenda era que era pan. Era alimento, el sostén de la vida. Este tema es la clave a la ofrenda de harina. A través de todo el Antiguo Testamento encuentras a gente ofreciendo ofrendas de harina, a menudo en la forma de tres barras de pan. Y en el tabernáculo había el pan de la proposición.
La razón de todo esto se vuelve evidente cuando te acuerdas de que en el Nuevo Testamento, después del gran milagro cuando tomó los panes y los peces y les dió de comer a cinco mil personas, Jesús, en pie delante de la gente, dijo: “Yo soy el pan de vida. El que a mí viene nunca tendrá hambre, y el que en mí cree no tendrá sed jamás” (Juan 6:35). Estaba indicando que Él mismo será nuestra comida y que hemos de alimentarnos de todas Sus características y de Su vida.
Esto nos da una clave de lo que la ofrenda de harina está representando. Es una descripción de la humanidad tal y como Dios tenía la intención de que fuera. Esto se vio en su forma perfecta sólo en Jesucristo: la perfecta, inmaculada, impecable, agradable a Dios humanidad del Señor Jesús. Esto sólo tiene relación a nosotros como cristianos si estamos sacando provecho y alimentándonos de la humanidad de Jesús que se nos da.
Encuentro que mucha gente tiene la idea de que el evangelio, las buenas nuevas, es que Jesucristo murió por ti en la cruz para que pudieras ir al cielo cuando te mueras. Ésa es una porción del evangelio; es parte de ello. Desafortunadamente ésa es la única parte que oyes en muchos sitios. Pero ése no es el evangelio completo de ninguna forma. Si piensas que eso es lo único que son las buenas nuevas, entonces sólo has creído parte del evangelio. Las verdaderas buenas noticias son que Jesucristo murió por ti para que Él pudiera morar en ti. Es el hecho de que Él mora en ti la verdadera parte emocionante del cristianismo. Fíjate, si no estás ligado con Su humanidad y todo lo que Él es, si Su humanidad perfecta no está disponible para ti, entonces no estás disfrutando de la plenitud de la vida o la experiencia cristiana, porque de eso se trata.
Es a esto a lo que la ofrenda de la harina se está anticipando. Finalmente, se está anticipando a nosotros, aquellos que podemos decir con Pablo: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Gálatas 2:20a). Su humanidad perfecta está disponible para mí. Toda la plenitud de Su vida, la exquisitez de Su carácter y la calidad equilibrada de Su humanidad están disponibles para mí. Y al aferrarse a ello por la fe, al esperar que Él se ligue conmigo y que sea parte de mí al morar en mí mientras trabajo y vivo, encontraré que tendré el privilegio de presentarle esa humanidad de vuelta a Dios, para que Él la utilice como quiera. Ésa es la plenitud del evangelio, y de eso se trata la ofrenda del grano.
Gracias por el amor que siempre se extiende hacia mí y que nunca parece terminar. Tómame este día, Señor, y sé mi Dios; vive por medio de mí, para que todo lo que eres, yo pueda ser.
Aplicación a la vida
¿Es posible perdernos el núcleo de la verdad de la auténtica vida cristiana al recurrir a los mejores esfuerzos propios? ¿Estamos listos y dispuestos a cambiar esta futilidad por lo emocionante de la aventura de Cristo viviendo Su vida por medio de nosotros?