Si su ofrenda es un sacrificio de paz, y lo que ha de ofrecer es de ganado vacuno, ofrecerá delante de Jehová un macho y una hembra sin defecto.
Levítico 3:1
Ahora venimos a la ofrenda de “hermandad”, que es más correctamente traducida la ofrenda de “paz”. En la ofrenda de paz estamos reconociendo otra necesidad básica y fundamental del corazón humano. Ninguna vida apropiada es posible sin paz.
No me estoy refiriendo aquí a la paz del perdón. Ésa vendrá con las próximas dos ofrendas: la ofrenda del pecado y la ofrenda de expiación. No es paz con Dios; es la paz de Dios de la cual estamos hablando aquí. No es paz en el sentido de un cesamiento de hostilidades pero en el sentido de estabilidad emocional, de un corazón despreocupado. Eso es lo que necesitamos: un sentido de seguridad, de bien estar, de confianza de que todas las cosas están bajo control y de que todo saldrá bien al final. Éste es el tipo de paz que representa esta ofrenda.
Quizás te acuerdas de la historia de los artistas que fueron encargados de pintar una pintura de paz. Un artista pintó paz como un mar absolutamente calmado y tranquilo bajo la luz de la luna sin una sola ola en al agua. Pero el que ganó el premio fue el que pintó una catarata en una montaña turbulenta con ruidosas aguas cayendo hacia abajo. Pero medio escondido detrás de la cascada, en medio de los truenos y el tumulto, había un nido con una madre pájaro sentada callada y serenamente en sus huevos. Eso era la paz. De esto se trata esta ofrenda: paz en medio de las dificultades y en medio del conflicto.
Este tipo de paz quizás se conoce mejor y es visible por su ausencia. Sabemos cuándo no tenemos paz. Todos hemos tenido la sensación de tensión y presión, ese nudo detrás de la cabeza, esas mariposas en el estómago que no te dejan. Hay una inquietud tan intensa que sientes que no puedes sentarte, que tienes que hacer algo, lo que sea, para superar la incapacidad de dejar de pensar en el tema que te está inquietando. No importa lo que hagas, está ahí, palpitando, y vuelve una y otra vez. Tienes un corazón inquieto, y ésa es la falta de paz.
Nos son familiares las dificultades físicas que se pueden presentar en tal ausencia de paz. Es una excelente forma de conseguir un buen caso de úlceras. Puede crear todo tipo de disturbios en el cuerpo: tics nerviosos, indigestión, tartamudeo y una variedad de malestares. Hasta podemos tener un ataque de nervios o un colapso nervioso. Así que es evidente que estamos hablando de una necesidad fundamental. Si no piensas que la Biblia es práctica, no has comenzado a entender este Libro. Se encarga de la vida humana tal y como en realidad es.
Gracias, Padre, por esas verdades elocuentes que son enseñadas mediante los sacrificios del Antiguo Testamento. Dame un corazón abierto y receptivo para que pueda reconocer que en la muerte del Señor Jesús y en Su resurrección tengo todo lo que necesito para pasar por mis dificultades y tener paz.
Aplicación a la vida
¿Depende nuestra paz, tristemente, en las circunstancias externas? ¿Hemos descubierto el secreto de la tranquilidad interna al confiar más cada vez en el control sabio, amoroso y soberano de nuestro Padre sobre todo?