Por tanto, en toda tierra de vuestra posesión otorgaréis derecho a rescatar la tierra. Si tu hermano empobrece y vende algo de su posesión, entonces su pariente más próximo vendrá y rescatará lo que su hermano haya vendido.
Levítico 25:24-25
Según leas este capítulo verás que éstas son las instrucciones de Dios de cómo encargarse de la pobreza. Éste es un asunto que hierve y late bajo la superficie de cada nación en la tierra hoy. ¿Qué es lo que está causando el sentimiento de injusticia entre las gentes por todo el mundo? Es el hecho de que se enfrentan a un sistema que, por lo menos desde su punta de vista, no les permite recuperarse de la pobreza. No tienen forma de romper el dominio sobre ellos y de mejorar enormemente su economía. Dios dice: “Debes hacer algo sobre eso. Debes ayudar a tu hermano”.
Este capítulo continúa enumerando las circunstancias específicas. Primero, en los versículos 25 al 34, Dios dice que debes darle a la persona el derecho de redimir su propio terreno. La próxima división, en los versículos 39 al 46, toma el caso de la esclavitud. Ningún israelita debía ser un esclavo. Finalmente, en los versículos 47 al 55, debe haber el derecho de redimir a los esclavos, el volver a comprar a una persona y restaurarle su dignidad como ser humano.
Menudo comentario es éste, y qué corrección de la manera en la que usualmente operamos. Siempre andamos ajetreados, poniendo tiritas en las heridas cancerosas de la sociedad. Pero Dios no hace eso. Él se encarga de la raíz del problema. Dice: “Si te encargas de ello a este nivel, entonces al cabo de un tiempo funcionará. Mientras tanto, debes cuidar a aquellos que están en necesidad”.
La historia está llena de ilustraciones de este hecho: William Wilberforce, en el parlamento británico, suplicó con gran pasión por el fin de la trata de esclavos. Estaba motivado por la preocupación cristiana de su corazón y por su convicción de que esto no era la elección de Dios para los seres humanos. Florence Nightingale, cuyo trabajo dio a luz a la Cruz Roja, estaba motivada por la compasión cristiana y por el reconocimiento de que Dios puede hacer algo para aliviar la miseria humana. En el movimiento de derechos civiles en nuestra propia nación, encabezado por personas que se juntaron con el reconocimiento de que Dios se concernía con los asuntos humanos, y de que podía y podría trabajar cuando la gente esperaba que lo hiciera y le diera la oportunidad. Detrás de los movimientos sociales más beneficiosos de la historia ha estado la compasión y la preocupación cristiana.
Padre, ayúdanos como una nación a arrepentirnos, a humillarnos y a buscar Tu cara, a clamar en oración frente a Ti que sanes nuestra nación. Te doy gracias por esa promesa.
Aplicación a la vida
Los medios de comunicación mundiales hacen imposible el ignorar los asuntos desgarradores de la pobreza y la injusticia. ¿Estamos contentos dejando la raíz de los problemas a la merced de los analistas políticos?