En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz diciendo: “Si alguien tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior brotarán ríos de agua viva”. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyeran en él, pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.
Juan 7:37-39
Juan está escribiendo este evangelio después del día de Pentecostés, cuando el Espíritu fue dado con gran poder, entrando en los corazones de los creyentes. Cuando Jesús se encontraba todavía en la tierra, el Espíritu aún no había sido dado de esta manera. El Espíritu de Dios está siempre presente en todas partes en el mundo. Él estuvo presente antes del día de Pentecostés así como después, pero no en este sentido. No estaba realizando este ministerio de hacer que Jesús fuese real. De manera que tenemos por primera vez la insinuación de nuestro Señor acerca de cómo habría de suceder esto: “Yo debo marcharme, debo regresar junto al que me envió, pero cuando lo haga, enviaré al Espíritu”. Continúa enseñando lo que esto significa, haciendo uso de un precioso símbolo.
Cada día durante los siete días de la fiesta de los Tabernáculos, uno de los sumo sacerdotes se colocaba a la cabeza de la procesión que pasaría por el valle de Cedrón al estanque de Siloam. De las aguas del estanque llenaba un cántaro dorado, lo llevaba de nuevo al templo y lo derramaba sobre el altar, para recordar al pueblo los días en el desierto estéril cuando Dios les dio agua de una roca. Entonces el pueblo gritaba y meneaba las ramas de las palmeras, regocijándose y alabando a Dios. Pero en “el gran día”, el último día, no se celebraba esta ceremonia, porque este día había sido añadido a la fiesta. Era en este día que Jesús aprovechaba la oportunidad para clamar a gran voz: “Si alguien tiene sed, venga a mí y beba”. Con esto quería decir: “Yo soy la roca. Yo soy esa misma roca en el desierto de la cual bebieron”. Estas palabras fueron confirmadas por Pablo en 1ª de Corintios 10:4: “y todos bebieron la misma bebida espiritual, porque bebían de la roca espiritual que los seguía. Esa roca era Cristo”. Allí en el desierto Dios les estaba enseñando la misma verdad que nos enseña a nosotros hoy: Jesús es la Roca de la que bebemos y satisfacemos la sed de nuestros corazones.
Fíjese usted en que Jesús no limita la palabra “sed”. Sencillamente dice: “si alguien tiene sed”. Las personas tienen sed de muchas cosas; algunas tienen sed de significado. Quieren sentir que son importantes, que forman parte de algo. Las personas de las cuales la sociedad hace caso omiso, los que no son ricas o apuestas, o los que no tienen una fuerte personalidad, desean ser consideradas importantes. A estas personas Jesús les dice: “Si tenéis sed, venid a mí y encontraréis el significado que buscáis”. Algunos están buscando poder, la habilidad para realizar cosas. Jesús dice a estas personas: “Si es eso lo que queréis, venid a mí; bebed de mí. Escuchad mis palabras; tened una relación personal. Tomad de mi sabiduría, de mi fortaleza, de mi presencia en vosotros. Vuestra sed de poder quedará satisfecha por mi poder en vosotros”.
La sed física es el impulso más poderoso conocido por el hombre. Usted puede negarse a satisfacer el hambre durante varias semanas, pero hay una cosa que no puede dejar sin satisfacer, y es la sed, que se convierte en un demonio que impulsa, que se apodera de toda su vida y hace que no piense en ninguna otra cosa sino en satisfacerla. Eso es lo que quiere decir Jesús. Si se siente usted impulsado, deseando algo, impaciente, con sed y anhelando la satisfacción, Su invitación es: “Venga a mí y beba, y, por medio del Espíritu que daré a aquellos que creen en mí, satisfaré esa sed”.
Señor, te doy gracias por satisfacer mi sed. Ayúdame hoy a aprovechar Tu sabiduría, Tu fortaleza y Tu presencia en mí.
Aplicación a la vida
Cuando nos sentimos abrumados por un deseo que no podemos satisfacer, ¿estamos aprendiendo a venir con nuestra profunda sed a Jesús, que nos ofrece Su vida como la fuente de agua viva?