El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios o si yo hablo por mi propia cuenta.
Juan 7:17
¿Se pregunta usted alguna vez si Jesús es realmente quien afirma ser? ¿Le cuesta trabajo en ocasiones entender lo que está diciendo en estos tremendos pasajes, especialmente en el evangelio de Juan? Si es ese el caso, Él le está diciendo lo que hacer: practique usted lo que Él dice; obedezca a Sus palabras; arrepiéntase de sus pecados. Acuda usted a Él y dependa de Su misericordia. Crea en Su perdón y salga en obediencia y trate a las personas tal y como Él dice que debe hacerlo. Entonces sabrá con un conocimiento interior que nadie puede quitarle a usted que lo que Él dice es la verdad, porque Su enseñanza concuerda con la realidad que está experimentando al ver cómo obra Dios por medio de usted.
Éste es un principio que se aplica a toda la vida, y usted aprende poniéndolo en práctica. Un médico puede aprender todo lo que le puedan enseñar los libros de medicina, pero hasta que no se valga de sus manos para hacer operaciones o para recetar medicinas a las personas que están enfermas, no aprenderá nunca realmente. Lo mismo se aplica a cualquier especialidad: usted aprende practicando lo aprendido. Cuando hace usted lo que dice Jesús, empieza usted a entender con una profunda convicción que Él sabe de qué se trata la vida.
Esto explica el fenómeno de ciertas personas que se vuelven cristianas, algunas de ellas al principio, otras al final de su vida, practicando en seguida lo que han aprendido y creciendo de una manera sorprendentemente rápida. Se convierten en personas adultas, capaces, bien amoldadas, al parecer de un día para otro, mientras que otras personas que siguen las enseñanzas de las Escrituras durante años enteros dan la impresión de no crecer de ninguna manera y continúan todavía como si fuesen aún niños en su comportamiento, emocionalmente turbados, ansiosos, dominados por el temor. Esto es debido a que no están haciendo lo que oyen, pero los que ponen en práctica la verdad que han escuchado empiezan a crecer de inmediato.
En Washington, D. C., conocí hace años a un general de marina duro, uno de esos personajes tenaces, autosuficientes, que estaba acostumbrado a dar órdenes. Después de retirarse se volvió cristiano, creciendo con una rapidez asombrosa. Todas las personas que le conocieron fueron testigos del cambio. Le respetaban como lo habían hecho siempre, pero descubrieron en él una compasión, una comprensión y una paciencia que se desarrollaron como nunca las había tenido con anterioridad. Cuando pregunté a uno de los dirigentes cristianos por qué esto era cierto, me contestó: “Cuando el general Silverthorn oye algo de las Escrituras, lo obedece de inmediato”. Ese es el motivo por el que creció tan rápidamente.
A pesar de esto, algunas personas que han estado expuestas al evangelio durante años dan la impresión de no haber crecido. Después de años enteros de haber estado bajo el ministerio de las Escrituras, ¡todavía creen que la epístola es la esposa de un apóstol! Yo me siento agradecido a las muchas personas que conozco que han puesto en práctica lo que han aprendido. Esto es un gran estímulo, viendo con la rapidez que crecen, volviéndose fuertes de manera que pueden soportar y resolver los problemas de la vida.
Señor, te doy gracias por Tus claras enseñanzas sobre la vida. Perdóname por mis engaños a mí mismo, mis falsedades, mis mentiras a mí mismo. Haz que pueda seguir confiando en Tu palabra, entendiéndola e intentando obedecerla, para que pueda aprender lo que realmente dice.
Aplicación a la vida
¿Se pregunta usted si Jesús fue realmente quien dijo ser? ¿Le cuesta a veces trabajo entender lo que Él está diciendo en las Escrituras?