Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: ―Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.
Juan 8:31-32
¡Qué palabras tan maravillosas! Representan un curso breve de discipulado, pero son mucho más que esto. Es una declaración de que el discipulado es el único camino de la libertad que os permite ser todo lo que se suponía que ibais a ser. Si deseáis esto, Jesús dice que la manera para conseguirlo es siendo Su discípulo. Éste es el camino de la libertad y es la única manera de que pueda usted ser todo lo que desea ser.
Jesús nos dice aquí con todo detalle cómo podemos ser libres, que empieza con la fe: “Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él”. No habían confiado todavía en Él, pero le habían creído. Se habían sentido convencidos intelectualmente por los argumentos y las palabras de Jesús, pero no se habían decidido aún a entregarse a Él. El discipulado empieza creyendo, incluso creyendo desde el punto de vista intelectual, y ellos estaban a la puerta, habiendo dado el primer paso.
Luego dice: “Si vosotros permanecéis en mi palabra”. Escuche usted a Jesús. Compare lo que Él dice con su propia experiencia. ¿Concuerda lo que dice Él con lo que ha descubierto usted que es verdad para poder seguir viviendo? La prueba de cualquier religión no es si resulta agradable o si usted la disfruta. La prueba es: “¿Es realmente verdad? ¿Concuerda con la vida? ¿Encaja con lo que está sucediendo? ¿Explica lo que está sucediendo?”. Ésa es la prueba, y esto es algo que usted sólo puede establecer si continúa en Su palabra, al pensar usted durante mucho tiempo y en profundidad, leyéndola en su totalidad y con frecuencia. Jesús sugiere aquí que si lo hace usted, le sucederá algo: “Si continúas en mi palabra, serás verdaderamente mi discípulo”. Si lee usted Su palabra y continúa en ella, en un momento determinado se producirá una crisis. Descubrirá que Sus palabras han calado profundamente en usted, y se entregará a Él, y entonces será usted verdaderamente un discípulo.
A continuación dice Jesús: “conoceréis la verdad”. ¡Qué gran objetivo! Todo el mundo quiere saber la verdad. A nadie le gusta dejarse engañar por un tramposo. ¿Cuál es, pues, la verdad? De nuevo volvemos a lo que es fundamental en toda la vida: La verdad es la naturaleza de las cosas como son en realidad. La verdad implica descubrir lo que son tan sólo apariencias engañosas, sueños y creencias basadas en los deseos, todas las apariencias e imágenes que no son reales, llegando al fondo mismo de las cosas, a la realidad, descubriendo cuál es lo auténtico. Ésa es la verdad.
Por último, Jesús promete que cuando usted emprenda este programa, cuando le siga, cuando escucha Su palabra y continúe en ella, sucederá una cosa maravillosa: “la verdad le hará a usted libre”. La verdad le liberará; le permitirá ser todo lo que debería ser. ¿De qué nos libra? Cuando lo expresamos con términos prácticos, nos libra de todas nuestras obsesiones que nos impiden ser todo lo que deberíamos ser. El estar obsesionados significa que no podemos movernos, que está usted atado y limitado por algo de lo que es usted incapaz de librarse. Las obsesiones son las mismas para todo el mundo, por todas partes, y es posible que el temor sea la mayor de ellas: el tener miedo, vivir preocupado, ansioso, inseguro, con timidez, sintiéndose continuamente amenazado por la ansiedad. Además está la ira u hostilidad, el odio, la agresividad y la rabia que hace que intente usted atacar a todo el mundo. Pero además existe la culpabilidad. Millones de personas padecen un terrible sentimiento interior de fracaso, de vergüenza relacionada con cosas que han sucedido en su pasado. El orgullo es otro de estos impedimentos, pues un espíritu orgulloso, agresivo y arrogante hace que la persona se deje llevar por prejuicios viciosos y por la intolerancia, manifestando un retraimiento y alejamiento de otras personas, con la soledad que esto produce. ¿Ve usted lo prácticas que son todas estas cosas? Es sobre esto de lo que está hablando Jesús.
Su maravillosa promesa es que hay una manera de evitar todo esto. “Traédmelos a mí”, nos dice. “Traedlos a mí; escuchad mis palabras. Pensad en la vida tal y como yo la veo, como algo maravilloso que va a suceder; se producirá un cambio en usted. Usted recibirá una vida eterna que no tenía antes y empezará a ser libre de sus obsesiones”; ésa es la promesa de Jesús.
Señor, yo deseo experimentar la libertad que Tú has prometido. Ayúdame a continuar en Tu palabra y a aprender Tu verdad, de manera que pueda convertirse en una realidad en mi vida.
Aplicación a la vida
¿Aceptamos nosotros de manera pasiva la definición de los medios de comunicación respecto a lo que significa la “libertad”? ¿Buscamos nosotros primeramente el reino de Dios cuando aprendemos la verdad sobre quiénes somos que nos hace que seamos libres?