Al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus discípulos: “Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego?”. Respondió Jesús: “No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él”.
Juan 9:1-3
Es evidente que a los discípulos les habían enseñado que el pecado, el dolor, las lesiones y los impedimentos físicos están todos ellos unidos y que el sufrimiento es el resultado del pecado humano. Fíjese usted que Jesús no negó esto. Nos será de ayuda que nos fijemos desde el principio mismo que reconoció que existe semejante relación. Sin embargo, no es la que muchos creen; eso es algo que Él deja perfectamente claro.
Lo que esto indica es que no estamos viviendo en un mundo en el cual podemos esperar siempre la perfección, que Dios no intenta hacer que el mundo funcione de tal manera que todo salga maravillosamente bien. Estamos viviendo en un mundo caído. Las Escrituras declaran que estamos viviendo en un mundo imperfecto, en un mundo fragmentado, en un mundo que no es lo que fue en una ocasión y no es lo que será en el futuro, mientras que en el presente nos vemos afligidos por sufrimientos, lesiones, dificultades y penalidades.
Las Escrituras confirman que todo el mundo se ve afectado por la maldad humana. Muchos de nosotros creemos que hemos escapado a ella porque no nacimos con incapacidades evidentes, pero, de hecho, todos tenemos incapacidades. La humanidad refleja por todas partes la debilidad de la caída. Es por ello que nuestras mentes no pueden funcionar como debieran. Hace poco intenté citar un poema, pero no me vino a la mente la primera línea; sencillamente me eludió. Esto es un ejemplo de cómo el pecado, la corrupción de la caída, me ha atacado, incluso de maneras tan sencillas como ésta.
Pero Jesús deja perfectamente claro que el sufrimiento no está siempre directamente relacionado con el pecado personal. En ocasiones es así, pero en el caso de este hombre esto no es cierto. Muchas personas creen que resulta muy extraño que ni siquiera los discípulos pudieran pensar que así fuese, puesto que el hombre había nacido ciego. ¿Cómo podía esta ceguera haber sido causada por su pecado,, cuando nació con ella antes de ni siquiera haber tenido oportunidad de pecar?
Es posible que los discípulos estuviesen pensando en la enseñanza judía rabínica, según la cual es posible que un embrión tenga pecado. Es posible que esta fuese la idea tras la pregunta de ellos. Pero Jesús declara: “No, no es eso, ni es por causa de pecado cometido por los padres”. Entonces, ¿por qué nació ciego? “Para que las obras de Dios puedan ser manifiestas en él”, es la contestación de Jesús. Esto ofrece un motivo positivo por el que se ha producido esta aflicción. Es una oportunidad; no un desastre, sino una oportunidad para que se pongan ciertas cosas de manifiesto en la vida de esta persona y en las vidas de las personas que tuviesen contacto con esta persona, cosas que de lo contrario nunca habrían sucedido. Las personas con lesiones o discapacidades con frecuencia desarrollan cualidades interiores como la paz, el gozo y fortaleza que personas “normales” no tienen. Con frecuencia muestran una tremenda fortaleza de espíritu que les permite enfrentarse con desafíos y soportar dificultades que otras personas no pueden soportar. Fanny Crosby, esa querida santa del siglo pasado, que había sido ciega desde su primera infancia como resultado de un accidente, escribió esta pequeña rima cuando no tenía más de ocho años de edad:
Oh, qué niña tan feliz soy yo, aunque no puedo ver.
Me he propuesto que en este mundo satisfecha me sentiré.
¡Cuántas bendiciones tengo que otras personas no disfrutan!
Llorar y suspirar porque soy ciega, no puedo y no lo haré!
Señor, ayúdame a venir, como lo hizo este hombre, y adorar a Tus pies, a reconocer que Tú has venido al mundo para darme luz en las tinieblas, para guiarme por los senderos desconcertantes y llevarme a un lugar de limpieza y de ojos abiertos.
Aplicación a la vida
¿Nos mostramos nosotros resentidos por causa de nuestros impedimentos y discapacidades físicas, o estamos aprendiendo la libertad y el gozo de considerarlas como oportunidades para que Dios se valga de ellas y de nosotros para Sus propósitos buenos y perfectos?