¿Pescarás tú al leviatán con un anzuelo o sujetándole la lengua con una cuerda? ¿Le pondrías una soga en las narices? ¿Perforarías con un garfio su quijada?
Job 41:1-2
En la próxima sección Dios llama la atención de Job sobre dos animales asombrosos, el behemot, un animal de tierra en general, y el leviatán, una criatura marítima. Los comentaristas tuvieron una gran dificultad al intentar determinar qué animales exactamente de nuestro mundo natural se mencionan aquí. Algunos creen que el behemot pudo haber sido un hipopótamo o el elefante o quizás el rinoceronte. Otros dicen que el leviatán es el cocodrilo, aunque algunos creen que puede ser la ballena.
Yo considero que no viene al caso el animal al que se refiere Dios, porque el lenguaje que se usa aquí claramente va más allá del reino en concreto. Dios estaba llevando a Job en una excursión del universo que Él había creado, donde se podía reconocer a todos los animales, y que concuerda con lo que todo el mundo todavía puede observar en la naturaleza a su alrededor, a pesar de que fueron descritos usando un lenguaje poético. Pero aquí tenemos algo que va más allá de lo natural.
Por lo tanto, algunos comentaristas han creído que éstas eran criaturas míticas, legendarias, como el unicornio y el dragón. Pero yo creo que si admitimos que éste es un lenguaje mítico, podemos ver además que es posible que se esté refiriendo no a un mito, sino a seres sobrenaturales. Estas bestias que aparecen aquí son bestias simbólicas, unidas a los animales del reino natural como símbolos de lo que es invisible y sobrenatural.
Puede que su mente se haya adelantado ya a la gran sección del libro de Apocalipsis donde en el capítulo 13 aparecen dos bestias que dominan el escenario de los últimos días. Una de ellas es una bestia que sale del mar y reina sobre las aguas, que se nos dice en Apocalipsis que representa a multitudes de naciones de la tierra. La otra bestia surge de la tierra. Tras estas dos bestias se encuentra aún un animal increíble llamado el gran dragón. Allí se nos dice claramente que este dragón es Satanás, y da su poder y autoridad a las bestias. Ahora, siguiendo este simbolismo hasta el final y aplicándolo aquí al libro de Job, creo que está justificado que digamos que las bestias representan un poder satánico hecho visible en términos de nuestra existencia terrenal.
Tal y como yo entiendo esto, la primera de estas bestias, behemot, representa el aspecto satánico contra el cual todos luchamos en nuestras vidas, al que la Biblia llama la carne, la naturaleza caída en nuestro interior, nuestra humanidad con su deseo continuo de hacerse valer y que viva por sí mismo. La segunda bestia representa el mundo con toda su enorme influencia sobre cada uno de nosotros, presionándonos para que nos adaptemos, para que reflejemos los valores y las actitudes de los que nos rodean, dominando nuestra manera de pensar y toda nuestra vida de todas las maneras posibles. Detrás de ambas se encuentra el demonio, con su sabiduría malévola e ingeniosa, increíble en su poder y su interferencia en los acontecimientos humanos.
Por lo tanto, lo que Dios está expresando a Job es una pregunta muy pertinente para todos nosotros: “¿Puede usted enfrentarse con el enemigo interior y el enemigo exterior, especialmente ese ser malicioso que está detrás de todo, del mundo, de la carne y del demonio?”.
Señor, te doy gracias porque puedo reclamar Tu fortaleza en lugar de la mía al luchar contra el enemigo.
Aplicación a la vida
Nuestro archienemigo impone su orden del día en contra de nuestras almas desde el interior y desde el exterior. ¿Esperamos nosotros participar en esta guerra espiritual usando nuestras propias armas carnales?