Después de esto abrió Job su boca y maldijo su día.
Job 3:1
En este capítulo encontramos que Job hace tres preguntas muy enfáticas. La primera de ellas es: “¿Para qué nací?”. Job espera que su cumpleaños sea olvidado. Está recordando el día de su nacimiento y, aunque no puede cambiarlo, está diciendo: “¡Ojalá sea mi aniversario ignorado, que se convierta en un día oscurecido, que nadie se alegre en él! ¡Sea un día de maldición en lugar de bendición!”. El motivo del clamor de Job es que éste era el día en que había nacido, el día que le había producido a él. Usted puede ver al llegar a este punto cómo su vida se había vuelto tan desgraciada que anhela la muerte. Ni siquiera todo lo que ha disfrutado en el pasado parece tener valor alguno ante esta tremenda angustia que debe soportar.
Aunque Job casi maldice a Dios, no lo hace nunca en realidad. Lo que sí maldice es el día en que nació y maldice lo que Dios ha permitido que suceda. Usted puede ver cómo la tensión va en aumento, de modo que Job comienza a desmoronarse y derrumbarse bajo esa presión, al continuar esta angustia interminable y sin explicación alguna.
Yo no creo que haya nada más duro de soportar que las aflicciones que no tienen explicación. Si pudiésemos encontrar alguna razón relacionada con lo que tenemos que soportar, lo soportaríamos con mucha más facilidad. Pero cuando la congoja parece no tener sentido, es una terrible tensión para el alma. Esto es lo que está experimentando Job, de manera que clama: “¿Por qué tuve que nacer?”.
Su segunda pregunta es: “Habiendo nacido, ¿por qué no me morí en el momento de nacer?”. Job dice: “Mi vida ha carecido de todo significado. Hubiera sido mejor haberme muerto, como un tiempo de descanso, como un periodo de soledad y de tranquilidad después de los tumultos y las inquietudes de la vida. Creo que muchas personas piensan acerca de la muerte de esta manera. Estos versículos indican que la manera de entender Job la vida después de la muerte necesita ser profundamente aclarada, y ése es uno de los motivos por el que el sufrimiento se introdujo en su vida. Al llegar al final del libro, la manera de entender Job la muerte es bastante diferente que al principio.
La tercera pregunta que hizo Job fue: “¿Por qué no puedo morirme ahora?”. El argumento de Job es: “¿Cuál es el propósito de mi vida? ¿De qué sirve una vida tan llena de desgracia que no se puede hacer nada sino sufrir y sentirse angustiado? Mi vida sólo produce temor y angustia, así que sería mejor ponerle fin ahora”. Muchas personas se sienten de esta manera. No creo que Job estuviese pensando en el suicidio, sino que le está pidiendo a Dios que se lo lleve al hogar. La vida no tiene propósito, dice, cuando no se puede disfrutar. Éste es un argumento muy corriente, y uno de los motivos por el que se nos ha dado este libro es para que nos ayude a entender que la vida todavía tiene un gran significado, incluso cuando da la impresión de que es totalmente inútil.
Te doy gracias, Señor, que, aunque no siempre puedo ver la razón de mi sufrimiento, Tú estás cumpliendo Tus propósitos por medio de él.
Aplicación a la vida
¿Consideramos nuestras vidas como algo que nos da derecho a exigir seguir nuestros propios planes egoístas, o recibimos la vida con gratitud, como un don? ¿Cómo soportamos los sufrimientos que no tienen explicación?