Vosotros os habíais hoy convertido y habíais hecho lo recto delante de mis ojos, anunciando cada uno libertad a su prójimo; y habíais hecho pacto en mi presencia, en la casa en la cual es invocado mi nombre. Pero os habéis vuelto atrás y profanado mi nombre, y habéis vuelto a tomar cada uno a su esclavo y cada uno a su esclava, que habíais dejado libres a su voluntad, y los habéis sujetado para que os sean esclavos y esclavas.
Jeremías 34:15-16
La extraordinaria frase en este pasaje es: “habéis profanado mi nombre”. Éste era un cargo serio para cualquier judío. Habían sido criados para reverenciar y respetar el nombre de Dios. Los escribas ni siquiera se atrevían a escribir el nombre de Dios sin tomar un baño y cambiar sus ropas. Y nunca lo pronunciaban. Las cuatro letras hebreas utilizadas para el nombre de Dios las llamaban “El Tetragrámaton Inefable”, las cuatro letras que no se podían pronunciar o decir. Nunca decían el nombre de Dios. Sin embargo el cargo de Dios en contra de este rey es: “Has profanado mi nombre”. La palabra hebrea traducida como “profanar” significa “herir”, “perforar”, o “desfigurar”. El cargo de Dios es: “Me has desfigurado”. ¿Cómo lo hicieron? Al fallar en respetar los derechos humanos de los esclavos. Es un acto de blasfemia en contra de Dios el tratar a otra persona como si fuera menos que una persona. Es de esto a lo que Dios acusa a esta nación.
Al pensar en nuestra propia historia nacional, podemos ver qué cargo tan serio debe ser dirigido en contra de nosotros. ¿Cómo hemos tratado a los indios americanos, los habitantes originales de esta tierra, o los africanos que fueron traídos forzosamente aquí? Los hemos odiado, los hemos tratado como si fueran menos que humanos. El Dios de la nación dice: “Esto es una profanación de mi nombre. Habéis profanado mi nombre cuando habéis hecho una cosa semejante”. Siempre me es saludable acordarme de que la visión de Dios de mi espiritualidad, Su juicio de si soy una persona con una mente espiritual o no, no se basa en cómo trato a mis amigos y aquellos que me caen bien, sino en cómo trato al camarero, o al vendedor, o al jardinero. Ésta es la marca de la espiritualidad. En otras palabras, Dios requiere de un pueblo que respete los derechos de toda la humanidad. Y donde hay una violación de eso, Dios lo toma en cuenta.
Padre, te pedimos que continuemos respetando la humanidad al vivir vidas con una mentalidad espiritual.
Aplicación a la vida
¿Nos obliga el amor de Dios a ver a otros por medio de Sus ojos? ¿Cómo difiere esto del punto de vista mundano? ¿Decimos que representamos a Cristo, pero deshonramos Su nombre al maltratar e humillar a otros?