¿Por qué gritas a causa de tu quebrantamiento? Incurable es tu dolor, porque por la grandeza de tu iniquidad y por tus muchos pecados te he hecho esto.
Jeremías 30:15
Dios toma total responsabilidad por lo que le ocurre a Israel. Dice: “Te he hecho estas cosas”. Es como si estuviera en pie con Sus manos en las caderas y les dijera: “Mira, yo soy responsable. ¿Alguna pregunta?”. Dice que es por causa de sus pecados, sus pecados flagrantes.
No debemos leer esto como si fuera algo remoto a nosotros. Si estás predispuesto a decir tan sólo: “Oh, qué pena lo que le va a ocurrir a Israel”, acuérdate que esta también es tu historia. Ésta es la forma en la que obra Dios. Trata con Israel de esta forma porque ésta es la forma en la que trata con todo el mundo. Hay un principio bíblico reflejado aquí del cual a menudo nos olvidamos. Simplemente porque el juicio no caiga inmediatamente sobre la gente, piensan que se han escapado. Pero Pablo dice: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado, pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará, porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción...” (Gálatas 6:7-8a). Eso es inevitable. Dios no lo cancela por el perdón de los pecados. Eso es parte de lo que llamamos las consecuencias naturales de la maldad, el juicio temporal de Dios. Nunca es cancelado, de la misma forma en la que el resto de lo que dice Pablo no es cancelado tampoco: “…pero el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna” (Gálatas 6:8b). Ésta es la promesa de Dios para ahora, no sólo en los cielos algún día, sino ahora. El júbilo y la gloria de la vida nos vendrán si andamos en el Espíritu, y eso es inevitable. Pero también lo es el juicio por nuestros pecados.
Esto significa, por supuesto, que al final nos viene una recompensa en la vida ahora por la maldad que hemos satisfecho en nuestra carne ―sea evidente, abierta, maldad sensual, o sea interior― orgullo espiritual, amargura, y todos los demás pecados del espíritu. No hace ninguna diferencia. La maldad trae sus propios resultados. Como bien lo dijo alguien: “Puedes sacar el clavo que fue clavado en la pared, pero no puedes sacar el agujero que dejó el clavo”.
Dios nos recuerda aquí que habrá dolor y angustia y problemas a causa de la maldad de nuestro pasado. ¡Acabaremos pagando los pecados de la juventud, normalmente alrededor de la mitad de nuestra vida! Y no hay forma de escapar eso. Como lo dijo Kipling: “Los pecados que hicieron de dos en dos, lo pagan uno a uno”. Dios dice que esto es inevitable. Es inevitable para Su pueblo Israel; es inevitable para nosotros también.
Gracias, Señor, por la lección que aprendo al tener que caminar a veces por medio de las consecuencias de mis propias pobres elecciones. Pero gracias porque la gracia todavía es suficiente incluso para estas cosas.
Aplicación a la vida
¿Estamos sorprendidos por las consecuencias inevitables de nuestros pecados? ¿Estamos también sorprendidos por el júbilo cuando el Espíritu produce buenos frutos a través de nuestro caminar con Cristo? ¿Reconocemos ambos como aspectos de la iniciativa soberana de Dios?