Palabra de Jehová que vino al profeta Jeremías, contra las naciones. Acerca de Egipto: contra el ejército del faraón Necao, rey de Egipto, que estaba cerca del río Éufrates, en Carquemis, a quien destruyó Nabucodonosor, rey de Babilonia, en el año cuarto de Joacim hijo de Josías, rey de Judá.
Jeremías 46:1-2
Esto nos lleva al año 605 a.C., cuando Nabucodonosor vino contra Judá por primera vez. Fue recibido por los ejércitos de Egipto en la ciudad de Carquemis al lado del río Éufrates, y allí se luchó una de las más grandes batallas estratégicas de toda la historia. Hasta entonces, Egipto había sido la nación más poderosa de su día, pero Babilonia rompió el poder de Egipto en ese sitio. En el capítulo 46, Jeremías está describiendo la batalla por adelantado; con cuanto tiempo de adelanto no sabemos. Describe en términos muy vívidos el avance del ejército babilonio, el enfrentamiento de estas fuerzas opuestas, la terrible batalla que resultó y la derrota final de Egipto. No nos tomaremos el tiempo de abarcar estos versículos, pero los puedes leer por ti mismo. El lenguaje es muy bello.
No obstante, en medio de esto se hace una caracterización de Egipto. En las Escrituras Egipto es una imagen del mundo y su influencia sobre nosotros. Egipto era el sitio de tiranía y servidumbre para el pueblo de Israel. Estaban bajo el yugo de un rey malvado y severo, que los esclavizó y los trató cruelmente. Sin embargo, extrañamente, era el sitio del que se acordaban con cariño y al que querían regresar. Se acordaban de la comida, la comodidad y la facilidad de vida en Egipto. Así que esto siempre se mantuvo como una imagen de la atracción del mundo al creyente: de pensar como piensa el mundo, de reaccionar como reacciona el mundo, de buscar la satisfacción y el placer y el disfrute en vez de vivir para la gloria de Dios.
Ahora, cuando me refiero al “mundo”, no estoy hablando de la gente, ni de hacer ningún tipo de cosa “mundana”. Esto no es lo que es la mundanería. La mundanería es una actitud de vida que te causa pensar de vivir sólo para tus propios placeres y disfrutes. Eso es lo que Egipto simboliza en las Escrituras. El carácter de Egipto se describe en los versículos 7 y 8: “¿Quién es éste que sube como un río y cuyas aguas se mueven como los ríos? Es Egipto, que como un río se ensancha, cuyas aguas se mueven como los ríos” (46:7-8a). Cada primavera el río Nilo sube y desborda sus orillas, y esto restaura Egipto. El profeta utiliza esto como una imagen de la forma en la que el mundo viene a nosotros: en subidas y olas. Creemos que hemos ganado, pero muy pronto se presentará de nuevo. Repetidamente, a través del tiempo de nuestra vida como creyentes, en nuestra peregrinación espiritual, el mundo sube para afligirnos y para atraernos, y busca traicionarnos y volvernos a la servidumbre de nuevo.
Pero hay otro mensaje aquí sobre Egipto, en los versículos 13 al 24, pronunciado por Jeremías después de que había ido en exilio a Egipto. Aquí describe la venidera invasión de Egipto por Nabucodonosor, que tomó lugar después de la muerte de Jeremías. De acuerdo con esta profecía, Nabucodonosor vino a Egipto y se apropió de la tierra. En medio de esta profecía está otra caracterización de Egipto: “¡El faraón, rey de Egipto, no es más que ruido; dejó pasar el tiempo señalado!” (46:17).
¿No es esa una extraña descripción de alguien? Es una de las formas en las que reconocemos al mundo: ama el ruido, porque no quiere pararse y pensar. Le encanta pasar el tiempo. El mundo nos viene constantemente, intentando que pensemos sólo en términos del placer inmediato y la gratificación, olvidando que lleva a la esclavitud y a la servidumbre. Así que Dios castiga a Egipto; ése es el mensaje aquí.
Gracias, Padre, por la fidelidad de Tu Palabra. Enséñame a tomar pie en contra del mundo y a permanecer fiel a Ti en este día de desintegración moral.
Aplicación a la vida
¿Estamos aprendiendo a identificar y a comparar las actitudes mundanas al compararlas con la Palabra de Verdad de Dios? ¿Hemos sucumbido a la distracción del ruido mundanal?