Por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores.
Isaías 53:12b
Cuando llegué a Peninsula Bible Church por primera vez como pastor, tuvimos la inusual oportunidad de tener en nuestra casa a un hombre japonés que se había convertido en un evangelista cristiano. Su nombre era Capitán Mitsuo Fuchida, el comandante del escuadrón que bombardeó Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941. Nos contó en un inglés imperfecto sobre aquel acontecimiento y de cómo se sintió en el momento en el que dio la orden de dejar caer las bombas. Después de la guerra se convirtió en un héroe en Japón; sin embargo, sentía que su vida estaba vacía. Entonces oyó la asombrosa historia de uno de los pilotos americanos, Jacob DeShazer, uno de los bombarderos de Doolittle que había sido capturado y puesto en prisión en Japón. Al principio era un prisionero intratable, pero alguien le dio un Nuevo Testamento y, leyéndolo, su vida fue cambiada.
Fuchida oyó sobre el cambio en la vida de DeShazer, y Fuchida mismo empezó a leer el Nuevo Testamento. Cuando llegó a la historia de la crucifixión, nos dijo que le conmovió tanto la oración que salió de los labios de Jesús al colgar en la cruz con Sus torturadores y atormentadores reunidos a Su alrededor: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34), que se le rompió el corazón. No entendía cómo alguien podía orar así por sus enemigos y pedir que fueran perdonados. En ese momento abrió su corazón a Cristo, y al final se convirtió en un evangelista cristiano. Durante algunos años viajó por su país, hablando especialmente a la juventud sobre la gracia que puede entrar en una vida mediante Aquel que fue “contado con los transgresores… e hizo intercesión por ellos”.
Ésta es una historia de amor. ¿Qué tipo de amor es éste que despierta en nosotros una respuesta de profunda y duradera gratitud, una disposición a admitir que necesitamos ayuda? Nuestra única respuesta adecuada se encuentra en las palabras de un himno: “Oh amor que no me dejarás, descansa mi alma siempre en ti; es tuya y tú la guardarás, y en lo profundo de tu amor, más rica al fin será”.
Estoy abrumado por Tu gran amor, oh Señor, que nunca me dejará ir y que me está cambiando para que sea más como Tú.
Aplicación a la vida
La toma de conciencia de que Jesús, quien era perfecto y sin pecado, se convirtió en pecado por nosotros debería quebrar nuestros corazones y cambiar radicalmente nuestras vidas. ¿Redefine Su amor expiatorio el amor, tanto en concepto como en acción, tanto en esencia como en expresión? ¿Estamos aprendiendo a amar por el amor de Jesús y por el poder de Su presencia?