¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? ¡Aunque ella lo olvide, yo nunca me olvidaré de ti! He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida; delante de mí están siempre tus muros.
Isaías 49:15-16
Aquí Jehová le recuerda a Israel: “Aunque te sientas abandonada y olvidada, yo no me apartaré de ti. Nunca me olvidaré de ti. ¿Puede una madre olvidarse del bebé que tiene a su pecho?”. Proverbialmente, por supuesto, el amor de una madre es el amor más fuerte. Muchas madres continúan queriendo a sus hijos sin importar lo que hagan. Pero desafortunadamente es cierto que las madres se pueden olvidar de sus hijos. Las madres se pueden olvidar de sus hijos, pero Dios no puede: “He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida”. Nos acordamos de la escena en los evangelios cuando Jesús, después de Su resurrección, apareció ante Sus aterrados discípulos, apiñados juntos en el aposento alto, y les dijo: “Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy” (Lucas 24:39). Esas heridas en Sus manos eran las marcas de amor, y sus mismos nombres fueron esculpidos en Sus manos.
Aunque este pasaje está dirigido a Israel como nación, nosotros los cristianos tenemos derecho de reclamar estas promesas para nosotros. Esta sección entera es una gran palabra para los corazones desanimados. ¿Alguna vez te sientes como que Dios se ha olvidado de ti, que te ha dado la espalda? Quizás has cometido errores y piensas que Dios te va a castigar para el resto de tu vida. Mucha gente se siente como si Dios los hubiera olvidado por completo.
Estaba hablando a un grupo de pastores, y me sentí animado cuando oí que uno de ellos decía que había aprendido que estaba predicando al grupo equivocado de gente. Él pensó que le estaba predicando a la familia media: un hombre con su esposa, con sus dos hijos y medio, que conducían un buen coche, viviendo en una bella casa en un acre de terreno, etc. Pero descubrió que realmente estaba hablándole mayoritariamente a otro grupo que vive en una torre de apartamentos, que conducen coches deportivos, han estado divorciados, y que la familia consta de los hijos de él, de ella y de ellos. Están viviendo vidas vacías, avanzando en sus profesiones, sintiendo el ajetreo y la inquietud de la vida, preocupados por los muchos problemas internos y las angustias. Pero Dios tiene un ministerio para los que están desanimados y derrotados. Él los restaurará y hará una labor que los dejará asombrados y perplejos al ver las maravillas que Él produce.
Gracias, Señor, que Tú te deleitas en alcanzar a aquellos que están desanimados y derrotados. Gracias porque Tú te allegaste a mí y porque mi nombre está esculpido en Tus manos.
Aplicación a la vida
Porque sabemos que Jesús es Dios y que Él tomó nuestros pecados sobre Su propio cuerpo en la cruz, podemos saber que Él es Emanuel, Dios-con-nosotros en la compasión y el amor más profundos. ¿Cómo respondemos a tal amor tan infinito?