Este Jesús es la piedra rechazada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.
Hechos 4:11-12
¡Ésta es una declaración sorprendente! Dice que no hay ningún otro que pueda llenar el sitio de ser la piedra angular de autoridad en el mundo. ¡Ningún otro nombre! Ninguno de los líderes religiosos, ninguno de los líderes políticos de todos los tiempos tendrían la posibilidad de hacer esta obra. Sólo hay Uno que está equipado adecuadamente, cualificado para ser el fundamento del gobierno humano, la base de la autoridad humana. Tomas a todos los nombres religiosos de la historia ―Buddha, Mahoma, Confucio, Mahatma Gandhi, Ramakrishna, Joseph Smith, Mary Baker Eddy― quien sea y lo que sea. Lo más que se puede decir de estos hombres y mujeres es que eran maestros morales. Lo mejor que podemos decir de ellos es que enseñaban lo que estaba bien. Muchos de ellos lo hicieron. Los cristianos son acusados a menudo de ser prejuiciosos, de ser intolerantes de otras fes. Hay un sentido en el que esa acusación está perfectamente justificada. Somos intolerantes de otras fes, en el análisis final. Pero eso no significa que los cristianos no reconozcan que hay mucha verdad en otras religiones. Otros grandes líderes religiosos han declarado buenas enseñanzas y preceptos morales que han ayudado a la gente. Pero hay una cosa que no han podido hacer: Nos podían decir lo que estaba bien, pero no nos podían habilitar para hacerlo. Ésa es la diferencia entre Jesús de Nazaret y cualquier otro nombre que puede ser nombrado en este mundo. Es por eso que nunca podemos consentir considerar que algún otro nombre sea equivalente al de Jesús de Nazaret. Ningún otro ha solucionado el problema de la muerte. Ningún otro ha destruido este horrible terror que cuelga sobre la raza humana, sólo Jesús de Nazaret. Dios le ha hecho la Piedra angular, y no hay ningún otro nombre por el cual podamos ser salvos.
No necesitamos que ninguna otra persona nos diga qué hacer; sabemos lo que hay que hacer. ¡Muchos de nosotros sabemos hacerlo mejor de lo que lo estamos haciendo! Lo que necesitamos es Aquél que nos va a cambiar y a dar una nueva motivación, que va a hacernos querer hacer lo que debiéramos hacer, y que nos va a dar un nuevo corazón, una nueva visión, una nueva habilidad, una nueva capacidad, una nueva vida. Esto es lo que Jesús hace.
Señor Jesús, gracias porque estás listo para salvar a cualquiera que confíe y crea en Ti, por este maravilloso milagro que has hecho posible: que donde sea que haya un corazón vacío y en soledad, en dolor y desesperación, que clame a Ti y te pida que entres en su vida y que vivas en él, ahí Tú habitarás.
Aplicación a la vida
¿Cuál es el distintivo único que hace que Jesús sea una autoridad moral incomparable con ninguna otra? ¿Queremos nosotros, como el apóstol Pablo, conocer a Cristo y el poder radical de Su resurrección, que puede cambiar vidas?