“Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha hecho Señor y Cristo”. Al oír esto, se compungieron de corazón y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: —Hermanos, ¿qué haremos?
Hechos 2:36-37
Al predicar Pedro el evangelio en Pentecostés, él proclama la autoridad del Señor Jesús basada en la resurrección de entre los muertos. De pronto, todo esto tenía un sentido perfecto para esta multitud. La plena fuerza de los argumentos de Pedro llegó a su blanco, y se dieron cuenta de que estaban en una situación muy precaria. Aquél del que él había demostrado, con evidencia fehaciente de que era el Señor, era Aquél que habían crucificado 50 días antes.
¿Te puedes imaginar cómo se sintieron? Sería como si fueras a solicitar un trabajo, y de camino allí tuvieras un accidente de coche. Y cuando el otro conductor saliera, empezarás a pegarle y a insultarle y darle patadas con ira. Después te metieras en tu coche y te fueras a solicitar el trabajo. Y cuando estuvieras todo limpio y listo, fueras traído a la presencia del hombre al que acababas de pegar e insultar en la calle. Esto es lo que sintieron esta gente. No es de sorprender que esto les compungiera de corazón y dijeran: “Hermanos, ¿qué haremos?”.
Es aquí donde el cristianismo termina la presentación de argumentos. Jesucristo es el Señor, ya sea que lo sepan los hombres o no. Las mismas fuerzas que controlan su vida dependen de Él. Sería chistoso, si no fuera tan triste, el oír a la gente descartar a Jesucristo, como si Él fuera opción más, como si tuvieran la elección de creer o no en Él, lo que a ellos les apeteciera y no hubiera mucha diferencia entre una cosa u otra.
La declaración de Pedro en este día es que Jesús es el hombre inevitable. No hay manera de evitarle. Tu misma vida depende de Él. Él es Señor sobre todas las cosas. Al final, tienes que hacer cuentas con Jesucristo, lo quieras o no.
Gracias, Padre, por traerme al sitio donde sé la contestación a la pregunta: “¿Qué haremos?”. Gracias porque me has abierto los ojos para ver que Jesús es el Mesías que conquistó la muerte.
Aplicación a la vida
¿Determina la realidad de Cristo como el “hombre inevitable” los asuntos de nuestra identidad, así como nuestra visión del mundo? ¿Es Él la autoridad que gobierna la forma en la que pensamos así como nuestro comportamiento?