Muchos de los que habían creído venían, confesando y dando cuenta de sus hechos. Asimismo muchos de los que habían practicado la magia trajeron los libros y los quemaron delante de todos; y hecha la cuenta de su valor, hallaron que era de cincuenta mil piezas de plata. Así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor.
Hechos 19:18-20
Lucas menciona dos movimientos aquí. Empezó con los creyentes que comenzaron a purificar sus propias vidas, quienes vinieron y dieron a conocer sus prácticas ocultas y confesaron lo que estaban haciendo en privado. Obviamente estos eran cristianos relativamente nuevos, y quizás nunca habían pensado que hubiera algo mal con estas prácticas. Pero al aprender a los pies del apóstol y ver el reino de Dios y cómo Dios desea liberar a la gente, empezaron a ver que lo que habían estado haciendo ―la astrología, la confianza en los horóscopos, la creencia en la influencia de las estrellas, y todas las demás prácticas supersticiosas― les habían mantenido en cautiverio. Estas cosas eran la razón por la cual eran débiles y temerosos, amargos y angustiados dentro de sí mismos. Así que comenzaron a confesar todo esto y, por tanto, ser liberados de su cautiverio. Y eso, a su vez, precipitó otro movimiento. Los incrédulos a su alrededor en la ciudad comenzaron a reexaminar sus propias prácticas. Muchos de ellos que habían practicado las artes mágicas reunieron sus libros y los quemaron cuando se convirtieron en cristianos, bajo la influencia y el poder del evangelio, y, por lo tanto, fueron liberados de su propio engaño mortífero.
Esto ilustra cómo la luz irrumpe en la iglesia. Es la iglesia que es la luz del mundo. Cuando la iglesia comienza a andar en rectitud y a purificar su vida, y actúa y vive como Dios ha llamado a la gente a hacer, entonces el mundo comenzará a verse como realmente es, y ver lo que está mal, y comenzar a andar en rectitud y ser liberado de las prácticas que lo están oscureciendo y cegando. Esto es lo que ocurrió aquí. Entregaron toda su literatura ocultista, y eso era una cosa cara de hacer. Al sumar el total del valor de estos libros y las variadas parafernalias que fueron traídas para quemar, la suma fue de cincuenta mil monedas de plata. Eso es como diez mil dólares, que era una suma tremenda en esos días. Significaba que esta gente estaba renunciando a su subsistencia. Estaban cambiando el modelo total de sus vidas, al ver que ya no podían seguir con estas prácticas ocultistas y vivir como cristianos también. Esto mostraba cómo de dispuestos estaban a ser libres de esta terrible práctica.
Aquí en Éfeso, Pablo y los otros cristianos, por el poder de la verdad, irrumpieron en esta decepción. Asaltaron esta fortaleza de maldad. La abrieron de cuajo, así que Lucas dice: “Así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor”. Es así como debiera operar una iglesia: en el poder del Espíritu y por la autoridad de la Palabra. Hay fortalezas como éstas a nuestro alrededor por todas partes hoy en día, bastiones de oscuridad: drogas, brujería, homosexualidad. Cuán desesperadamente necesita esta situación el asalto de la verdad y la luz. Dios anhela liberar a la gente de estas fortalezas, y ha dado a la iglesia este poder.
Padre, veo los poderes de la oscuridad manteniendo a esta gente cautiva, encerrándolos en la miseria y la angustia, la superstición y el temor, la hostilidad y el vacío. Señor, ayúdame a entender que vivimos en un tiempo muy estratégico y a entregarme a este encuentro emocionante y glorioso contra estos poderes de la oscuridad.
Aplicación a la vida
¿Estamos fiel y transparentemente enfrentando cualquier y todas las prácticas malvadas en nuestras propias vidas? ¿Estamos entregados a ser liberados y a compartir esa libertad con otros, sin importar cuánto cueste en bienes mundanos o prestigio?