Él, que es el resplandor de su gloria, la imagen misma de su sustancia y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder…
Hebreos 1:3a
Ésa es una declaración asombrosa. Está escrita en el tiempo presente, diciendo que Él es Aquel quien está sosteniendo todas las cosas ahora mismo. La universidad de Stanford es la ubicación del acelerador lineal, un poderoso pulverizador de átomos de dos millas de largo. Es una gran palanca con la cual científicos intentan levantar la tapa de los secretos de la materia y descubrir qué es lo que hay en el diminuto mundo del átomo, el neutrón y el protón. Científicos descubrieron una complejidad con la cual nunca soñaron y encontraron partículas para las cuales no pueden inventar bastantes nombres. Pero una cosa que están consistentemente descubriendo es que hay alguna extraña fuerza que lo mantiene todo unido. No saben cómo llamarla, y no saben cómo identificarla. Hablan de un tipo de “pegamento cósmico” que mantiene todas las cosas unidas. ¡¿No es fascinante que aquí en la Palabra de Dios tengas exactamente ese tipo de terminología utilizada de Jesús?! Si quieres un nombre para la fuerza que mantiene unido a todo el universo es muy simple: Su nombre es Jesús. Él sostiene el universo por Su poderosa palabra.
Eso no es sólo cierto del universo físico, incluso nuestros cuerpos y todo lo que somos, sino que es cierto de todas las otras fuerzas y poderes en el universo: físicos, psicológicos, sociales, espirituales, lo que sea; Él está a cargo de todos ellos. Después de la resurrección, cuando nuestro Señor se apareció a los discípulos junto al Mar de Galilea, en los términos más directos, simples, cándidos, les dijo: “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra” (Mateo 28:18). Esto significa que no sólo controla todas las fuerzas físicas del planeta y del universo, sino que controla todos los acontecimientos que ocurren en ellos. Esto es algo que los cristianos tienden a olvidar. Estamos tan acostumbrados a ver las cosas por medio de la visión secular de los medios de comunicación y otras fuerzas de propaganda a nuestro alrededor, que nos olvidamos que detrás de los acontecimientos que llenan las páginas de nuestros periódicos hay una poderosa mano controladora que los unifica todos, permitiendo que ocurran algunas cosas y restringiendo otras.
Recuerdo la vida del general Douglas MacArthur y esos días turbulentos de la segunda guerra mundial cuando era un comandante en el Pacífico; luego mudándose a Japón, donde virtualmente se convirtió en el emperador; entonces los días de la guerra de Corea, donde MacArthur era el comandante. Es fascinante para mí el recordar los titulares y los acontecimientos que parecían tan importantes en el momento. Me acuerdo de lo enfadada que estaba la nación completa con el presidente Truman cuando despidió a MacArthur, y la tremenda, extática respuesta que el general recibió cuando volvió, primero en San Francisco y más tarde en Nueva York. La nación entera estaba casi postrándose a sus pies.
Y, sin embargo, al leer esos acontecimientos, parecen tan lejanos e insignificantes ahora. No parecen tener mucha relevancia hoy. Sé que estos acontecimientos que capturan nuestra atención hoy pronto van a parecer así mismo descoloridos y triviales. Sin embargo, no les falta significado. La Biblia nos dice que una poderosa mano está dando forma al destino de las naciones y de los individuos. Todas estas cosas han estado en el poder de Aquel que sostiene el universo por la palabra de Su poder.
Señor Jesús, gracias que Tú eres Aquel que mantiene unidas todas las cosas. Enséñame a confiar en Ti, incluso cuando las cosas parecen estar desmoronándose.
Aplicación a la vida
¿Tenemos una visión del mundo en la cual el Señor Jesucristo es la fuerza centrífuga? ¿Es meramente intelectual, o se traduce el poder de Su Presencia a una confianza confiada en los acontecimientos diarios de nuestra vida?