Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor y en su fuerza poderosa. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo...
Efesios 6:10-11
Esta batalla no es algo lejano a nosotros, ni algo que llega ocasionalmente a unos pocos cristianos. Ésta es una batalla en la que todos estamos metidos todo el tiempo de nuestras vidas. Nunca seremos vencedores a menos que entendamos eso y lo veamos, no como algo reservado a los domingos, sino algo en lo que estamos involucrados de lunes a sábado también.
Pero, alguien puede decir: Yo pensaba que, cuando uno se convierte en cristiano, Cristo lo libera del reino de Satanás, que el diablo ya no le puede tocar
.
¡Nada puede ser más erróneo!
Cuando usted se convierte en cristiano, la batalla sólo acaba de empezar.
Es verdad que el diablo nunca puede derrotar totalmente a un cristiano.
Aquellos que realmente han nacido de nuevo, que han llegado a una relación salvadora con Jesucristo, son librados de la derrota total.
El diablo nunca puede hacernos volver a la posición de control inconsciente que una vez ejerció sobre nosotros.
Pero puede desmoralizar al cristiano.
Puede asustarnos; puede hacernos desgraciados; puede derrotarnos de muchas maneras.
Puede debilitarnos y, por tanto, volvernos estériles e infecundos en las cosas de Dios.
Es posible ser más desdichado e infeliz como cristiano de lo que usted haya sido jamás antes de convertirse en cristiano.
El diablo está especialmente interesado en derrotar a los cristianos. Después de todo, los no redimidos no son un problema para él. Todos los esfuerzos bastante sinceros, pero más bien patéticos, de los incrédulos para resolver los problemas de sus vidas a través de las leyes, la educación y un cambio de ambiente, no molestan al diablo en lo más mínimo. Él está bastante contento con dejar que sigan reordenando las piezas del rompecabezas sin resolverlo nunca. Pero la presencia de todo cristiano en este mundo le molesta grandemente. ¿Por qué? Porque cada cristiano es una amenaza potencial a la unidad del reino del diablo, a su gobierno sobre el resto de la humanidad.
Si el Espíritu de Dios consigue Sus propósitos, cualquier cristiano será una fuerza poderosa para destruir el reino de oscuridad del diablo.
Todo cristiano será una puerta a la libertad, un foco de luz, disipando la oscuridad y la ignorancia del mundo que le rodea.
El diablo no puede dejar que eso pase si puede evitarlo, así que ataca al cristiano, especial y particularmente.
Él alinea todas sus fuerzas contra usted, viniendo a veces como un león rugiente
(1 Pedro 5:8), en alguna circunstancia catastrófica que parece derribarle, de manera que no pueda estar firme, o viniendo como un ángel de luz
(2 Corintios 11:14), seduciendo y atrayendo, ofreciendo algo que parece ser justo lo adecuado en el momento adecuado.
El diablo toma el control directo de la vida humana siempre que puede.
Pero lo más frecuente es que venga disfrazado, a través de la carne, con artimañas suaves, sutiles y sugestivas.
Señor, concédeme una buena disposición para escuchar, para prestar atención continua, cuidadosa y reflexiva al camino de victoria provisto por Jesucristo nuestro Señor.
Aplicación a la vida
¿Cómo puede mantener el equilibrio de su pensamiento al entender que es usted el objetivo del enemigo, aunque no todos sus problemas sean su obra?