Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
Efesios 6:16
Fíjese que no dice el escudo de las creencias.
Ya nos hemos recordado a nosotros mismos nuestras creencias al acordarnos de que nos hemos puesto el cinturón de la verdad, la coraza de la justicia, y nuestros pies están calzados con el evangelio de la paz.
Ésas son nuestras creencias sobre lo que Cristo es para nosotros.
Pero la fe es más que eso.
La fe es actuar en base a lo que se cree.
La fe es decisión, acción y resolución.
La fe es decir: Sí, creo que Cristo es la verdad.
Él es mi justicia. Él es mi paz
.
La fe es ejercitar las implicaciones de lo que se cree.
La fe es concretar.
Es tomar la verdad general y aplicarla a la situación específica, y decir: Si esto es verdad, entonces esto es lo que se debe hacer
.
Ése es el escudo de la fe.
¿Ha aprendido usted a tomar el escudo de la fe cuando llegan las dudas?
Usted dice: Cristo es la verdad.
Por tanto, no puedo creer que Cristo sea la verdad y que esto sea verdad también.
Me he consagrado a Cristo porque estoy persuadido de que Él ha demostrado plenamente la verdad.
Me mantengo firme en eso.
Por lo tanto, debo rechazar esta insinuación
.
¿Se dice usted estas cosas?
Nuestro problema es que nos hemos acostumbrado a creer en nuestros sentimientos como si fueran hechos.
Nunca los tomamos y los examinamos, y preguntamos: ¿Es esto verdad?
.
Simplemente decimos: Me siento así.
Por tanto, debe ser verdad
.
Hay tantos derrotados por aceptar sus sentimientos como si fueran hechos.
Usar el escudo de la fe significa rechazar sentirse condenado o sentirse culpable: Dios me ama. Él lo dice.
¡Nada va a cambiar eso.
Nada nos separará.
Nada de lo que yo haga o deje de hacer nos separará!
Lo creeré y, por tanto, no puedo creer ese pensamiento de que Dios no me ama ni me quiere
.
Esto es lo que Santiago llama resistir al diablo
(Santiago 4:7b).
Esto es negarse a creer la mentira de que, si usted tiene dudas, no puede tener fe.
Eso es una mentira.
La duda es siempre un ataque a la fe.
El hecho de que usted tenga dudas prueba que tiene fe.
No son dos cosas opuestas, para nada.
En consecuencia, reexamine el fundamento de su fe y reafírmelo, y recuerde que los sentimientos no son necesariamente verdad, en absoluto.
Y Santiago dice que, si usted sigue resistiendo al diablo, él huirá de usted
(Santiago 4:7c).
¡Piense en eso!
Él huirá de usted.
Usted lo hace una y otra vez cada vez que el pensamiento vuelve.
Lo resiste de esa manera.
Se niega a abandonar su posición.
Y, tarde o temprano, inevitablemente, las dudas se despejarán.
Sus sentimientos cambiarán, los ataques cesarán, y usted volverá de nuevo a la luz del amor y el gozo de Dios.
Padre, ayúdame a ser una persona de fe, a darme cuenta de que Tu Palabra nos ha traído la verdad tal como es en Jesús.
Aplicación a la vida
¿He confundido los sentimientos con la fe? ¿He confundido la duda con la incredulidad?