Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo...
2 Corintios 10:4-5
Estas armas encuentran su expresión en el evangelio de Jesucristo.
Cuando el apóstol Pablo llegó a Corinto, encontró allí hombres y mujeres atenazados por todos los problemas que conocemos hoy.
¿Cómo los abordó?
Él dice: ... pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado
(1 Corintios 2:2).
Eso es lo que usted necesita; ése es el mensaje que puede ayudarle.
Al proclamar ese mensaje, estaba declarando la verdad sobre la vida y sobre Dios.
Jesucristo, y éste crucificado
, está en el mismo corazón de la vida; nada se puede entender correctamente fuera de esto.
Es tremendamente importante para nosotros ver que la forma cristiana de abordar estos argumentos, por medio de los cuales el mal se atrinchera en la sociedad, no es intentar destruir esos argumentos con contra-argumentos.
Pablo dice: No he venido a discutir con vosotros, o a debatir sobre filosofía.
No he venido a disputar sobre la sabiduría de este mundo, o a discutir con vosotros basándome en un punto de vista contra otro, o en una autoridad humana contra otra.
He venido a presentar un elemento nuevo
.
Aquí es donde el cristiano debe ver la singularidad de su posición.
Cada uno de nosotros es capaz de introducir un elemento totalmente nuevo en cualquier situación en la que nos encontremos.
Hay una diferencia radical en el evangelio; un elemento único que se introduce en la vida.
Pablo lo expresa en una frase; es la verdad de la cruz de Jesucristo: El mensaje de la cruz es poder de Dios para salvación
(Romanos 1:16).
Fue el mensaje de la cruz el que funcionó en Corinto, y es la única cosa que servirá en nuestro mundo presente.
Por todos lados encontrará líderes del pensamiento cansados y hartos de las panaceas vacías que los hombres han probado durante siglos.
Simplemente no funcionan.
Entonces, ¿cómo ataca y destruye argumentos el evangelio?
Pablo dice: Derribamos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios
.
El evangelio destruye a los argumentos y al orgullo.
Pero hace esto, no con un contraataque abrumador contra estos argumentos, sino por medio de un proceso que los socava.
En lugar de destruir la filosofía directamente, el evangelio cautiva al filósofo.
Hace esto dirigiéndose a los vacíos creados en el corazón del hombre por los mismos argumentos con los que apoya sus ideas falsas.
Es a esa hambre oculta a la que el evangelio habla.
Hace una llamada maravillosa cuyo alcance va a lo que hay detrás de los argumentos y se dirige a las vidas vacías, faltas de las riquezas y profundidad que sólo Dios puede dar.
La visión bíblica de la relación del hombre con Dios se expresa en una frase corta del Salmo 42: Un abismo llama a otro
(Salmo 42:7a).
Esto es lo que el hombre ha de ser en relación con Dios: Las profundidades del hombre han de clamar a las profundidades de Dios y buscar plenitud y satisfacción.
La falta de eso está creando la creciente inquietud y agonía de la vida que vemos a nuestro alrededor en nuestros días.
Padre, gracias por el poder del evangelio. Que yo me convierta en un proveedor inteligente de este poderoso mensaje y vea una fuerte transformación en los corazones y vidas de hombres y mujeres. Amén.
Aplicación a la vida
¿Tiene usted una confianza absoluta en el poder que tiene el evangelio de dirigirse a las más profundas necesidades que ve a su alrededor?